30/01/2024
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
La teóloga y biblista Carmen Soto, ssj, intervino el pasado 20 de enero, víspera de la celebración del Domingo de la Palabra de Dios, en el Cursillo para moderadores de la Palabra en espera de presbítero, dedicado ese día al ministerio del lector. Esta profesora de la Universidad Pontificia de Salamanca compartió con los participantes su reflexión sobre la centralidad de la Sagrada Escritura para los cristianos y la necesidad de promover su conocimiento. Para ayudarnos a profundizar en el significado del Domingo de la Palabra de Dios y el contenido de su ponencia, la entrevistamos en el programa diocesano Iglesia Noticia.
En los micrófonos de COPE Salamanca, Carmen Soto destacó que en la Biblia está la revelación, “esa Palabra de Dios transmitida de generación en generación”, ampliamente conocida, pero al mismo tiempo, en muchos aspectos, desconocida. “Como todo en la vida, lo que se conoce es lo que se valora”, afirmó. Por ello, considera que la clave para conocer la Sagrada Escritura está “en comprenderla”. La dificultad radica en que “los textos bíblicos fueron escritos hace muchos siglos y a veces hay una barrera de comprensión entre los contemporáneos y quienes los escribieron”. Para superar este obstáculo, esta biblista aboga por “generar espacios de comprensión y formación” que nos acerquen más a la lectura de la Biblia, desentrañando su mensaje y proporcionando claves para su correcta interpretación.
“Cuando uno se acerca a la Sagrada Escritura y comprende mejor lo que está queriendo decir, al final, nos aficionamos mucho más a ella”, explica. Por eso, Carmen Soto considera fundamental la formación, “y, después, sentirla cada vez más como en ese espacio se revela personalmente a cada uno”.
En el cursillo de celebrantes de la Palabra, esta biblista subrayó la importancia de reconocer los espacios de encuentro con la Palabra, como en la eucaristía. “Es importante el modo en el que la proclamamos y la oramos, porque todo ello va haciendo que la Palabra tenga un lugar significativo y central en la vida de la Iglesia y también en la vida de cada persona”.
Otro lugar para familiarizarse con la Sagrada Escritura son los grupos de escucha orante y lectura creyente de la Palabra de Dios que se promueven en las parroquias y comunidades religiosas.
“Antes del Concilio Vaticano II, la Biblia estaba en latín y no era un texto accesible para la mayoría”, recuerda Carmen Soto. Después, todo cambió y permitió un “acercamiento a la lectura de la Palabra de Dios”. A pesar de ello, la familiaridad con el texto bíblico sigue siendo un desafío para muchos, como afirma esta religiosa: “A veces, nos cuesta acercarnos personalmente a esa Palabra”. Una Palabra que es necesario que escuchar en silencio y de forma comunitaria, ya sea cuando se proclama en la liturgia, en un encuentro o al compartirla en grupo con otras personas, reflexionando su eco en la vida de cada uno. “En la Iglesia hay espacio no solamente para leerla, sino también para comprenderla, para interpretarla, para preguntarme qué nos tiene que decir hoy a nuestra vida”, resalta, “porque al final es la revelación, lo que Dios está queriendo decirnos”.
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