22/07/2020
Mons. Carlos López, Obispo de Salamanca y presidente de Cáritas diocesana de Salamanca, ha anunciado esta mañana en rueda de prensa la creación de un fondo social en Cáritas dotado de 500.000 euros con el que se pretende dar respuesta a la petición de ayuda de numerosas familias, que debido a la grave crisis producida a raíz de la Covid-19, se han quedado sin empleo, padecen una ausencia de ingresos y no pueden hacer frente a sus gastos básicos (alquiler de vivienda, pago de suministros, medicinas,…).
La intención de promover esta red de protección social, a través de Cáritas diocesana, con una aportación significativa de fondos diocesanos fue manifestada por primera vez en el mensaje del Sr. Obispo del día 1 de mayo, sobre el “Día de trabajo amenazado”. En el que D. Carlos señalaba la finalidad de dicho fondo destinado a “atender las necesidades de quienes han perdido empleo, salario y subsidios, de manera que nadie quede en desamparo y exclusión social”. En su homilía del Corpus Christi aseguró que en breve se anunciaría la constitución de este fondo social “al que puedan sumarse libremente otras instituciones o personas”.
El Obispo de Salamanca ha aclarado que este fondo “no es un fondo diocesano en sentido propio”, ya que su gestión le corresponderá a Cáritas quien “administrará ese dinero siguiendo su criterio básico de atender las necesidades primarias de las familias”.
Se trata de la primera vez que la Diócesis de Salamanca crea un fondo de estas características, como ha indicado D. Carlos López. Ante las actuales circunstancias “ha habido una coyuntura providencial durante el año pasado, con legados y donaciones especiales que nos han permitido mantener las obras de restauración con cargo a los presupuestos y a la vez poder disponer de este fondo extraordinario para Cáritas”. Esta dotación extraordinaria de 500.000 euros fue aprobada el pasado mes de junio por los consejos responsables de la administración diocesana, ante el convencimiento de que “la incierta evolución de la situación sanitaria y sus efectos laborales y económicos van a seguir haciendo necesaria una fuerte colaboración económica con Cáritas diocesana”.
Una decisión que es “una manifestación del orden de prioridades en el uso de los bienes económicos de la Diócesis, que consideramos más conforme a la fe y la misión de la Iglesia en las circunstancias actuales de emergencia laboral y económica que afectan a tantas familias”, como ha señalado el obispo. Pese a que se prevee una situación económica negativa al final de este año, D. Carlos considera “que la caridad con los hermanos en grave ausencia de medios económicos es ahora más importante y urgente que otras relativas necesidades como, por ejemplo, las obras de restauración de iglesias o centros trabajo pastoral”. En este sentido, el prelado ha subrayado que han querido ser fieles a la insistencia del Papa Francisco “queremos una Iglesia pobre y para los pobres y, si tenemos que vivir en más sobriedad pues lo asumiremos”.
Quienes deseen colaborar en este fondo social pueden “ponerse en contacto con Cáritas y manifestar su voluntad de participar haciendo aportaciones voluntarias, sin compromiso ninguno de continuidad”, ha indicado D. Carlos. Por su parte, Carmen Calzada, directora de Cáritas diocesana, ha señalado que se habilitará una cuenta bancaria específica de Cáritas para este fondo social. “Es tarea de todos y esta responsabilidad la tenemos que compartir todos”, ha manifestado al tiempo que ha indicado que de esta crisis “o salimos todos o no salimos”.
Carmen Calzada ha hecho un balance del impacto generado por la pandemia del covid-19 en las familias y la respuesta que ha ofrecido Cáritas diocesana de Salamanca ante la grave crisis social, económica y laboral generada. Una crisis que no está siendo igual para todas las personas, como ha aseverado esta directora “las más frágiles han visto como más rápidamente y más intensamente sus condiciones de vida empeoraban”. Ante ello desde Cáritas “hemos intentado seguir estando allí donde la vida de las personas se juega, allí donde la Palabra de Dios necesita hacerse presente, siendo bálsamo, consuelo y reivindicación”, ha manifestado Calzada.
Así, desde el 15 de marzo al 15 de julio esta intitución diocesana ha dado respuesta a la situación de emergencia social generada “atendiendo a 1.507 familias, con un importe total de 629.054 euros, un 121% más que en el mismo periodo del año anterior.
La paralización de una parte importante de la economía ha provocado una rápida destrucción de empleo y por consiguiente un incremento del paro. En Salamanca, a principios de julio había 26.053 personas en situación de desempleo (de los cuales 11.452 cobraban algún tipo de prestación) y 20.600 trabajadores están afectados por los ERTES. Gracias a instituciones que han ofrecido fondos de emergencia y al inicio del cobro de los ERTEs, “notamos una disminución de la presión”, aunque “algunas necesidades solo se cubren desde Cáritas Diocesana”, ha afirmado Carmen Calzada, ejemplo de ello es “la consecución de fianzas para el acceso a una vivienda”.
Otro de los temas que ha ocupado su intervención ha sido el de los inmigrantes irregulares que se han quedado sin trabajo y sin posibilidad de acceder a ninguna prestación social. 520 personas que no pueden optar a ella “debido a que no tienen permiso de residencia”.
La directora de Cáritas ha mencionado también el impacto negativo en la salud que ha tenido la crisis y el confinamiento, “la realidad de inseguridad e inestabilidad en la que se desenvuelven muchas de las familias que se acompañan desde Cáritas, ha provocado miedo y preocupación de cara al futuro inmediato”. En este sentido, Calzada ha destacado que para Cáritas “tan importante es hacer frente a las necesidades primarias en la realidad de exclusión, como estar cada día cerca para sostener, motivar y mantener la esperanza de las personas a las que acompañamos para poder avanzar hacia un horizonte de vida mejor y poder reconstruir el sentido de sus vidas”. Porque “cuando una persona pierde la esperanza para vivir, es muy difícil salir adelante”. Por ello insiste en que desde Cáritas “seguiremos luchando, aportando ganas de vivir y que la gente visualice que su vida tiene sentido, tiene esperanza y un lugar”.
Carmen Calzada ha aprovechado su comparecencia para agradecer expresamente la solidaridad de la Iglesia diocesana y de la sociedad salmantina que durante este tiempo “se ha volcado en donativos y en la entrega de especies no perecederas para los distintos centros que tenemos”.
También ha querido mencionar, sin entrar en muchos detalles, que en “esta región el tema del ingreso mínimo vital afectará a 10.600 personas, de las cuáles el 50% son niños”.