20/06/2024
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
El Santuario del Cristo de Cabrera fue el lugar elegido para clausurar, el pasado 9 de junio, el Cursillo para moderadores de celebraciones de la Palabra dominicales y festivas en ausencia de presbítero, organizado por la Diócesis de Salamanca, con una jornada de oración y convivencia junto al obispo, Mons. José Luis Retana, que contó además con los coordinadores de esta actividad y algunos párrocos que les alentaron a realizar el curso.
Más de 60 personas, hombres y mujeres, han participado en este cursillo, que comenzó el pasado 2 de diciembre en la Casa de la Iglesia. De ellos, 22 estaban ejerciendo ya este ministerio al que se habían formado específicamente para esta tarea a través de la diócesis o de sus párrocos, y han querido actualizarla. Los participantes han asistido fielmente a las cuatro sesiones formativas y talleres que se han impartido, en los que se ha analizado la importancia del domingo en la vida cristiana, los ministerios de lector, extraordinario de la comunión y moderador de celebraciones de la palabra en espera de presbítero.
En cuanto a su procedencia, la mayoría de los participantes en este cursillo son del mundo rural, concretamente de las parroquias de los arciprestazgos de Santa Teresa-La Armuña, Peñaranda-Calvarrasa-Las Villas, y Santa Teresa-Alba de Tormes-Guijuelo. Todos ellos están dispuestos a ofrecer este servicio a la Iglesia diocesana.
Esta iniciativa, planteada en octubre la por la Vicaría de Pastoral, está enmarcada dentro de una prioridades pastorales del curso pastoral 2023-2024, que tiene entre sus objetivos fomentar el compromiso de los laicos en las tareas pastorales y eclesiales, reconociendo y valorando su aportación a la misión de la Iglesia y promoviendo “su formación y acompañamiento en los distintos ministerios laicales en la Diócesis”.
Este encuentro de fin de curso comenzó en la iglesia de Las Veguillas con una oración guiada por el vicario de pastoral, Andrés González, centrada en el relato evangélico de los discípulos de Emaús (Lc 24, 13-35). Después, se invitó a los participantes a profundizar en el texto y contextualizarlo en el servicio a su comunidad y a la diócesis, primero individualmente y después en parejas, como los discípulos, mientras caminaban hacia el Santuario de Cabrera.
A su llegada a la ermita, el obispo diocesano les esperaba para rezar la oración de vísperas a los pies del Crucificado. “Doy incesantemente las gracias por todos vosotros”, señaló Mons. José Luis Retana al dirigirse al grupo. “Me llena de esperanza porque sois conscientes de vuestra vocación bautismal y del carisma que Dios os ha concedido en esta Iglesia sinodal“, añadió. Asimismo, agradeció la dedicación de estos laicos al servicio de la Diócesis como celebrantes de la Palabra en ausencia del presbítero.
Don José Luis les recordó que “sin el domingo, el Día del Señor, no podemos vivir” y reconoció las limitaciones en algunas pequeñas comunidades donde no se puede celebrar la eucaristía cada domingo. “Gracias a la ayuda que vosotros prestáis, es posible acercar la Palabra de Dios y recibir la comunión. Eso es lo que salva a una comunidad”. El obispo subrayó que “es importantísimo que la comunidad se reúna por pequeña que sea”, y reiteró su agradecimiento tanto a las personas que se están formando para colaborar como celebrantes de la Palabra como a los que ya están desempeñando este ministerio. “Compartiendo cada domingo, con alegría, generosidad y corazón sencillo, la Palabra de Dios y sirviendo también el pan de la vida”, como añadió el vicario de pastoral, Andrés González.
“Vosotros sois un grupo un importante y querido por la Diócesis”, expresó este responsable, valorando la respuesta y la fidelidad de los participantes en el curso, que han asistido a las cuatro sesiones formativas y talleres prácticos desarrollados desde el 2 de diciembre hasta 13 de abril. Un programa que concluyó con este encuentro de oración y convivencia en la ermita del Cristo de Cabrera, donde el vicario de pastoral adelantó que en el próximo curso pastoral se ampliará la formación con un nuevo cursillo, “en el que profundizaremos en lo que este año han sido unas pequeñas pinceladas”.
Andrés González anunció que en septiembre se les convocará nuevamente para informarles sobre ese segundo cursillo. Además, les invitó a participar en la XVI Semana de Pastoral que se llevará a cabo la última semana de septiembre, donde se darán a conocer las prioridades pastorales para el curso 2024-2025. Uno de los objetivos será “cuidar a este grupo de celebrantes”, a quienes el obispo enviará “a la misión en las parroquias, arciprestazgo y a la diócesis“, en una celebración al inicio de nuevo curso pastoral, que se anunciará oportunamente.
Jesús Pérez es feligrés en la Unidad pastoral Virgen del Viso, miembro del Consejo Pastoral del Arciprestazgo Santa Teresa-La Armuña y colaborador asiduo en la parroquia de San Cristóbal de la Cuesta. Animado por su párroco se inscribió en este curso. “No dudé ni un instante en inscribirme para obtener la formación necesaria que me permitiese ponerme al servicio de la Diócesis de Salamanca“, comenta.
“Mi querido padre solía decir que uno de los mandamientos de la Iglesia es asistirla en sus necesidades, no sólo en las económicas, que también, sino especialmente en las pastorales”, explica Jesús Pérez. Por eso, quiso corresponder y “dar gratis lo que hemos recibido gratis”.
En cuanto al estructura del cursillo, le ha parecido adecuada. “Iniciar cada jornada orando en común me ha resultado edificante”. Después, la formación específica, impartida cada día por un ponente cualificado, “ha reforzado mis conocimientos previos en este campo”. Valora como “enriquecedora” la puesta con común de los grupos, “sobre todo por estar constituidos por personas que ya realizaban este servicio, y por los que empezábamos en él”. La parte teórica se completaba con un taller práctico, “que me ha revelado que tenía menos experiencia celebrativa de la que pensaba“.
Jesús considera que el colofón del curso en el Santuario del Cristo de Cabrera el pasado 9 de junio “fue el broche de oro a este tiempo de formación”. Además, considera un regalo necesario “el anuncio de la continuidad de este curso durante el próximo curso pastoral”.
Este participante valora positivamente este cursillo, “me ha preparado para ponerme al servicio de los hermanos que puedan necesitar una celebración de la Palabra que visibilice la Iglesia como cuerpo de Cristo, y que pueda hacer realidad que donde dos o más están reunidos en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos”.
María Francisca García pertenece a la parroquia de Nuestra Señora del Castillo, de Macotera, y colabora como celebrante de la Palabra en las parroquias de Mancera de Abajo y Salmoral. Recibió formación en su parroquia, donde también es catequista y miembro del grupo de liturgia. Para ella, la experiencia de este cursillo ha sido “muy interesante y positiva”, tanto por sus contenidos formativos como por aprender cómo ser celebrante de la Palabra.
“Lo valoro como encuentro de convivencia y diálogo entre todos los grupos de moderadores de CDEPS”, y se manifiesta “satisfecha y agradecida por haber participado en él.
Además, sugiere que a nivel diocesano se facilite el material para la preparación de las celebraciones dominicales que permita unificar “el hacer de las celebraciones”.
Juan Ignacio Fuentes es otro de los alumnos que ha participado en en este cursillo de moderadores dominicales de la Palabra en ausencia de presbítero. Pertenece a la parroquia de San Juan de Mata, donde colabora en la pastoral de la Salud, es catequista de Primera Comunión y además es ministro extraordinario de la Comunión. Confiesa que su principal motivación para realizar este cursillo fue su “fe en Jesucristo encarnado, Palabra eterna de Dios entre nosotros. Y mi misión como bautizado de proclamar su Palabra”.
Valora la formación que han recibido como “muy buena. Algunos días, sublime por el nivel de los invitados y su exposición”. Considera que el curso “se me ha hecho muy corto y los encuentros distantes, tenía ‘mono de más”. Juan Ignacio ha echado en fatal una “práctica real de una celebración de la Palabra donde viéramos la teoría aprendida durante el curso, el material que vamos a manejar,…”.
Uno de los aspectos que más ha valorado han sido “los compañeros, la amistad que se ha generado”, así como “el cariño y cuidado puesto por la organización en cada uno de los encuentros”.
Entre sus expectativas está seguir ampliando conocimientos “para poder celebrar la Palabra”. Confiesa que se mantiene “expectante. Sé que Dios está haciendo algo nuevo en mí, algo que me mantiene alegre y esperanzado”.