20/07/2024
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
Cuatro laicos y una religiosa de la Caridad colaborarán durante los dos próximos fines de semana en la Residencia de ancianos “San Pedro”, en Peñaranda y en las parroquias del Aldeaseca de la Frontera y Bóveda del Río Almar, moderando las celebraciones de la Palabra dominical en espera de presbítero. Se trata de Eutiquio Morales, Fidel Sánchez, Higinio Orgaz y sor Teresa.
La escasez de sacerdotes y la falta de vocaciones han llevado a la necesidad de contar con laicos y consagrados que asuman la responsabilidad de moderar celebraciones de la Palabra en pequeñas parroquias rurales, donde el sacerdote no puede celebrar la eucaristía todos los domingos. Este fenómeno no es nuevo en la Diócesis de Salamanca, donde se cuenta con laicos y religiosos colaborando en comunidades de los arciprestazgos de Alba de Tormes-Guijuelo, la Armuña, Virgen de la Peña de Francia, Vitigudino-Ledesma-Robliza y Peñaranda-Calvarrasa-Las Villas. Gracias a su dedicación, estas comunidades pueden seguir reuniéndose el domingo, el Día del Señor, para celebrar su fe, escuchar la Palabra de Dios y recibir la comunión.
Los cuatro laicos, Eutiquio, Jesús, Fidel y José Antonio, fueron presentados el pasado 14 de julio en las parroquias de Aldeaseca de la Frontera y Bóveda del Río Almar. Su párroco, Lauren Sevillano, explicó a la asamblea que los domingos 21 y 28 de julio no se celebrará la eucaristía y estos hermanos moderarán celebraciones de la Palabra en su ausencia. Sevillano señaló que la escasez de presbíteros también dificulta encontrar reemplazos para los pequeños pueblos durante el verano, cuando los sacerdotes necesitan algún día para su descanso y formación. En ese contexto, destacó el compromiso que han asumido estos laicos, como bautizados, llamados y enviados “de dos en dos” a la misión, siguiendo el ejemplo de los apóstoles, para vivir la comunión y la corresponsabilidad en sus comunidades.
El párroco detalló las diferencias existentes entre la eucaristía y la celebración de la Palabra, preparando a la comunidad para ello. Aclaró que la “eucaristía es un sacramento”, mientras que celebración de la Palabra es un encuentro centrado en la Palabra de Dios, donde el moderador “no va revestido” ni “ocupa la sede”, reservada para el presbítero, y dirigen desde el ambón. Los moderadores realizan los ritos iniciales, el acto penitencial y la liturgia de la Palabra. La parte de la plegaria eucarística, desde que se reza el Credo hasta el rito de la paz y el Padre Nuestro, queda suprimida. “No hay consagración”, aunque “distribuyen la comunión de la Reserva eucarística” que previamente ha sido consagrada por el sacerdote en otra celebración. Además, estos moderadores pueden llevar la comunión a las personas mayores o enfermas a su propia casa.
Lauren agradeció la disposición de estos laicos para asumir esta misión y solicitó a las comunidades de Aldeaseca y Bóveda que les ofrezcan “una buena acogida”.
Sor Teresa, Eutiquio, Fidel e Higinio son de Peñaranda de Bracamonte, mientras que José Antonio y Jesús provienen de Bóveda del Río Almar. Este grupo ha recibido formación durante el último año para moderar las celebraciones de la Palabra dominical en ausencia de presbítero, participando con dedicación en el cursillo organizado por la Diócesis de Salamanca. En este curso, al que han asistido sesenta personas, fundamentalmente laicos con un compromiso eclesial fuerte, se han preparado para asumir este servicio, respondiendo a la llamada y buscando realizarlo de la manera correcta.
Los cinco aceptaron la invitación de su párroco, Lauren Sevillano, y han sido acompañados por él durante todo el proceso. En las últimas semanas, el grupo ha mantenido varios encuentros con el sacerdote para preparar las próximas celebraciones de la Palabra que moderarán. En estos encuentros se les ha proporcionado un guion litúrgico que facilitará su labor y se ha programando el calendario de las celebraciones en las que participarán. Así, Sor Teresa y Fidel se harán cargo de la Residencia del Patronato de Peñaranda, los sábados 20 y 27 de julio, respectivamente. Mientras que los domingos 21 y 28 de julio, Higinio y Eutiquio dirigirán la celebración de la Palabra en Aldeaseca de la Frontera, y José Antonio y Jesús, en Bóveda del Río Almar.
Higinio Orgaz vive los días previos a su primera celebración de la Palabra “con alegría, con responsabilidad y cierta expectación”. Orgaz colabora desde hace 50 años como catequista en la parroquia de San Miguel Arcángel, en Peñaranda de Bracamonte, donde comenzó “justo unas semanas antes del incendio que destruyó la iglesia”. En su caso el sacerdote le encargó “enseñar el Padrenuestro en la zona del coro de la iglesia a un grupo de niños pequeños”, reconoce que él también era “un niño”. Desde entonces, ha continuado como catequista.
Además, Higinio es miembro del consejo parroquial y cofrade de Nuestro Padre Jesús Nazareno y participa en los desfiles procesionales de Semana Santa, “aunque intento que mi penitencia sea anónima”. El pasado domingo, junto al grupo de celebrantes de Peñaranda, asistió a la eucaristía en Aldeaseca y Bóveda. “Las dos comunidades me parecieron encantadoras, receptivas, participativas. Compartimos con mucha alegría la celebración del Día del Señor, y eso es lo que seguiremos haciendo los próximos domingos, celebrando y compartiendo el Evangelio en comunidad de fieles”.
Para Higinio, realizar el cursillo de moderadores de la Palabra ha sido “un pequeño desafío”, ya que no sabía exactamente a qué se enfrentaba, qué nivel de conocimientos se requería, ni la dedicación que se necesitaría. “Tenía bastantes interrogantes” que pronto se aclararon, y se tradujeron “en alegría. La alegría de saber que podría sacarlo adelante y que podría prestar ese servicio a la Iglesia en la unidad pastoral de mi parroquia”.
Higinio considera que colaborar en este servicio “es otro desafío aún mayor”, que espera normalizar, porque entre otras cosas exige “una rereorganización del horario dominical, a nivel personal y familiar, con las renuncias correspondientes”. Sin embargo, siente una gran satisfacción por integrarse aún más en su parroquia y en la Unidad Pastoral. Y afirma que este servicio también le hará “replantear algunos detalles de mi vida espiritual”, ya que obligatoriamente “tendré que dedicar más tiempo a las celebraciones y a profundizar en mi vida cristiana”.
Otro de los celebrantes es Jesús Martínez, de la comunidad parroquial Nuestra Señora de las Angustias en Bóveda del Río Almar, donde colabora como lector, en la preparación de los cantos dominicales, la limpieza del templo, la colocación de las imágenes para las procesiones. Junto a José Antonio Jiménez, lleva la comunión a los enfermos cada domingo.
Confiesa que cuando su párroco le propuso participar en este Cursillo de moderadores de la Palabra en espera de presbítero, “no lo dudé”. Sostiene que durante el curso “he valorado más la importancia de esta necesidad, la falta de vocaciones”. Y asegura que lo más importante es “que en las zonas rurales no se pierda el domingo, el Día del Señor. Por eso, tienen que permanecer las iglesias abiertas, para poder compartir la mesa de la Palabra y comulgar, dar gracias a Dios”. Su primera celebración como moderador será el domingo, 28 de julio, en su parroquia. A pesar de sentirse “nervioso” por la responsabilidad, Jesús está “alegre de compartir esta tarea con mi comunidad”.
Para Eutiquio Morales, colaborar con la Iglesia en este servicio es una forma más de “sentirme cerca de la Iglesia y extensamente colaborar con ella”.
Ante la escasez de sacerdotes y la falta de vocaciones al sacerdocio, Eutiquio sostiene que los “laicos también tenemos un compromiso” como bautizados. Por eso, para él es importante “estar cerca y aportar mi granito de arena”.
Morales es catequista de Confirmación en la parroquia de Peñaranda de Bracamonte, una labor “en la que me siento realizado al acompañar a estos jóvenes en su proceso de fe”. Junto a su esposa, también participa en los cursillos de preparación al matrimonio del arciprestazgo de Peñaranda-Calvarrasa-Las Villas. “El matrimonio cristiano tiene un ‘plus’ y es que Cristo está en medio”, y asegura que si en la pareja “hay una fe y un amor sólido es muy difícil que se rompa”, algo que comparte con los futuros matrimonios.
Este nuevo servicio que va a afrontar supone para él “un reto como cristiano” y a la vez “un enriquecimiento interior”. Saber que colabora en la evangelización, “me consolida como persona y me hace sentir más pleno”, concluye.