27/02/2025
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
El responsable de proyectos de Manos Unidas en Ecuador, Paraguay y Brasil, Carlos Vicente Alconcé, visitó recientemente Salamanca para presentar la campaña número 66 de la organización: “Compartir es nuestra mayor riqueza”. Durante su estancia, mantuvo encuentros con voluntarios de Manos Unidas en la ciudad, visitó colegios e institutos para contar su experiencia y participó en diversas actividades organizadas con motivo del Día del Ayuno Voluntario. En cada encuentro, Alconcé habló sobre la importancia de la solidaridad y el trabajo de la organización para combatir el hambre y la desigualdad en el mundo.
Según Alconcé, uno de los pilares del trabajo de Manos Unidas es la educación para el desarrollo. “Nuestras 72 delegaciones en España trabajan con la sociedad civil para que se tome conciencia sobre el sistema económico actual, que concentra la riqueza en muy pocas manos”, explicó. “Eso genera grandes dimensiones de desigualdad, dejando a muchas personas en la marginación, lo que el papa Francisco llama ‘los descartados’ de este sistema”.
Este responsable recuerda que precisamente este año, “Manos Unidas, está poniendo su mirada a esa forma de interpretar esta sociedad para que la riqueza sea compartida”, de ahí el lema de la campaña contra el hambre 2025.
El trabajo de Manos Unidas se centra en combatir la desigualdad mediante el desarrollo y la educación, promoviendo iniciativas que permitan a las comunidades más vulnerables mejorar sus condiciones de vida e involucrándose en cada uno de esos proyectos. ¿Cómo lo hace? Sensibilizando a la sociedad y apoyando cada año más de 500 proyectos de desarrollo, gracias a los fondos que obtiene tanto de socios y donantes, así como de organismos públicos, y de las actividades que se llevan a cabo a lo largo del año en cada una de sus delegaciones. Y aclara que con ese dinero “se apoyan proyectos solamente en los países del sur. Tenemos metodologías para identificar justamente a esos descartados, en los territorios más inaccesibles, más difíciles, y con ellos construir un proceso de desarrollo”, explica Alconcé.
Para ello, la organización no cuenta con personal propio en estos países, sino que trabaja con socios locales, que ya están insertos en las comunidades, como ONGs, fundaciones y organizaciones, “unos son de la Iglesia y otros no”. Con ellos se trabaja en dos dimensiones: la social y de derechos, “para que la gente, consciente de sus derechos, los pueda exigir y vivan en mejor armonía y más organizados, y puedan tener más pan, desde las actividades económicas que hacen”.
Antes de iniciar cualquier proyecto, Manos Unidas verifica que la entidad es fiable, y después se abre “el diálogo técnico y social para construir la propuesta, siempre con la participación de los beneficiarios”. Esta es presentada a la Comisión Permanente de Manos Unidas, que evalúa y aprueba su viabilidad. Una vez aprobado, se ejecuta el proyecto “siempre con la perspectiva de que se genere un cambio”.
Así, en colaboración esas organizaciones, se apoyan proyectos educativos, que van desde programas de alfabetización hasta la construcción y equipamiento de escuelas y centros de formación profesional; sanitarios, que incluyen campañas de vacunación, equipamiento hospitalario y formación; proyectos sociales que mejoran su calidad de vida, como la construcción de pozos y redes de saneamiento que garanticen el acceso a agua potable, proyectos de empoderamiento de las mujeres, a través de la formación y la promoción de iniciativas generadoras de ingresos.
También promueven proyectos de seguridad alimentaria que combaten el hambre a través de una agricultura y ganadería sostenibles, junto con iniciativas ambientales que apuestan por el uso de energías limpias y renovables.
Carlos V. Alconcé explicó que Manos Unidas acompaña cada proyecto de principio a fin, capacitando a las personas para que puedan seguir adelante por sí mismas. Su enfoque no se limita a proporcionar recursos sino que también enseña a utilizarlos de manera sostenible. “No solo se trata de enseñar a pescar y dar los aparejos para que pueda hacerlo, además, decirle que pueda pescar con racionalidad para que la pesca sea abundante y permanente en el tiempo”. Porque como aclara este técnico “no somos nosotros quienes cambiamos sus vidas, sino que son las personas las que cambian su situación con el apoyo de Manos Unidas”, construyendo su construyen su propio futuro.
La última fase es la evaluación y auditoría de los proyectos que se llevan a cabo, para comprobar que han sido “efectivos y generadores de cambio”, señala Alconcé.
Este responsable también se refirió a la gestión económica de los donativos, y destacó la transparencia y buenas prácticas de Manos Unidas: “Presentamos anualmente nuestras auditorías, es una información pública que está en nuestra página web y estamos muy bien calificados por la Fundación Lealtad”.
Con más de 20 años de experiencia en Manos Unidas, Carlos Alconcé ha aprendido que el trabajo en cooperación es un aprendizaje continuo. “Manos Unidas es una escuela viva, permanente, porque en cada campaña hay un lema concreto para entender su misión”. En este camino ha aprendido “del contacto con diferentes culturas, de la lucha por el bien común y de cómo la solidaridad puede transformar vidas”. Además, destacó el papel fundamental de las mujeres en el desarrollo: “Hace 66 años, un grupo de mujeres declaró la guerra al hambre, y hoy siguen siendo ellas quienes lideran muchos de los cambios en los países del Sur”.
Para construir un mundo más justo, según Alconcé, es fundamental “revisar nuestras formas de vida, nuestras formas de consumo y también repensar, el concepto que tenemos de la prosperidad. Ser conscientes de que tanta acumulación de riqueza en pocas manos como está pasando en este mundo, cuando hay mucha gente descartada que está al margen de estas cosas”.
Este técnico de proyectos señala que la verdadera felicidad no radica en la acumulación, y por ello, “Manos Unidas pone énfasis en esta forma de trabajo, donde compartir es una gran riqueza y el bienestar compartido adquiere un valor estructural fundamental”.