ACTUALIDAD DIOCESANA

04/12/2019

Cáritas demanda una mayor “conciencia “ante la pobreza y la exclusión tras recibir la Medalla de Oro de la ciudad

La directora de esta organización diocesana, Carmen Calzada, ofreció ayer un discurso en el teatro Liceo tras recibir esta distinción que reconoce la labor de la entidad

La ciudad de Salamanca ha querido distinguir con su Medalla de Oro a Cáritas diocesana por su labor frente a la pobreza y la exclusión. El pasado 3 de diciembre tuvo lugar el acto de entrega en el teatro Liceo, en el que se puso de manifiesto “la entrega desinteresada a favor de las personas más vulnerables”, en palabras del alcalde de la capital, Carlos García Carbayo, a la hora de describir a esta organización.

Al respecto, insistió en que entidades como Cáritas, “no requieren carta de presentación, pero se merecen que en ella figure la Medalla de Oro de nuestra ciudad”. Para García Carbayo, “Cáritas inspira confianza”. Por su parte, la directora de Cáritas diocesana de Salamanca, Carmen Calzada, en su discurso quiso tener presente en primer lugar a “todas las familias y personas que más requieren de nuestra atención, preocupación, apoyo y acogida”. Asimismo, agradeció al obispo de la Diócesis de Salamanca, Carlos López, “por la cesión de varios espacios diocesanos que, junto a otros cedidos por congregaciones religiosas, han facilitado la atención y acogida a personas enfermas de VIH; a personas sin hogar; inmigrantes; a personas con enfermedad mental, etc. “.

Indeferencia ante la pobreza

Calzada también subrayó que en la sociedad actual “se ha instalado un relativismo de una indiferencia ante la pobreza, ante los descartados de nuestra sociedad, indiferencia que todos podemos constatar que va en aumento”. E insistió en que “nuestros hermanos más pobres necesitan vivienda, trabajo, pan, cualificación profesional, pero, junto a ello, necesitan sentido, esperanza, relación, amistad y participación”.

Por último, lanzó la responsable de Cáritas, “es importante que todos tomemos una mayor conciencia ante la realidad de pobreza y exclusión que tenemos a nuestro alrededor, y nos comprometamos personal y comunitariamente a revertirla; a ser portadores de buena noticia, de esperanza, porque toda persona humana tiene derecho al futuro”. Carmen Calzada aseguraba que lo que está en juego “es el valor de cada vida, el rostro humano que queremos darnos como sociedad”.

En este acto de entegra también recibieron la medalla el Centro de Estudios Salmantinos.

FOTOS: Óscar García /Servicio diocesano de Comunicación Social

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