17/06/2020
En aquellos lugares donde no se ha celebrado la Vigilia Pascual este año, ¿qué cirio se puede utilizar?¿Es necesario o, al menos posible, bendecir un cirio para que sea encendido durante el tiempo de Pascua, y también el resto del año en los bautizos y en las exequias?
El cirio pascual no recibe una bendición semejante a la del agua o el óleo para los enfermos, o los objetos de devoción, que se puede hacer siempre que se necesite e incluso, en algunos casos, únicamente con el signo de la cruz y en silencio.
La del cirio pascual es, más bien, una “bendición compuesta”, con varios elementos, y está ligada indisolublemente a una celebración concreta que se tiene una vez al año: la Vigilia Pascual. Dentro del lucernario con el que comienza la Vigilia, se bendice –en este caso con una “bendición simple”– el fuego con el que se va a encender luego el cirio. Después, pronunciando unas palabras se hacen varios signos gráficos sobre el cirio (cruz, año en curso, alfa y omega), y una vez encendido este, se hace la procesión hasta el candelabro donde se coloca el cirio, que se inciensa, y finalmente es proclamado el pregón: una larga oración de alabanza, a ser posible cantada, en la que se alaba el cirio (por eso el pregón es llamado también “laus cerei”) y se recuerdan y anuncian solemnemente las acciones salvadoras de Dios que culminan en la Resurrección del Cristo. El pueblo, aclamando “Amén”, concluye todo este rito en el que el cirio queda convertido en el “cirio pascual” de todo el año.
Pero, ¿qué hacer donde no se ha celebrado la Vigilia Pascual, como son la mayoría de los pueblos e incluso este año algunas parroquias de la ciudad? Para el cirio que no ha sido bendecido en la Vigilia nada hay previsto oficialmente en los libros litúrgicos y tampoco tiene sentido sacar los ritos del lucernario de su contexto, que es la Vigilia Pascual. Pero en realidad no es necesario bendecir ese cirio: ya cumple su función simbólica de evocar la resurrección en virtud de su propia naturaleza y por el uso que se hace de él en la celebración.
Por ejemplo, en las exequias celebradas en cualquier tiempo litúrgico se aconseja encender el cirio pascual en los ritos iniciales, mientras se pronuncia la oración “Junto al cuerpo…” y se canta una aclamación como “Oh luz gozosa”. La vinculación de Cristo resucitado con el simbolismo del cirio es evidente, porque al comienzo de los ritos iniciales el sacerdote ha pronunciado el saludo litúrgico –”El Señor esté con vosotros” o similar– evocando y pidiendo la presencia del Señor resucitado.
Según lo que acabamos de ver, por lo tanto, una buena forma de estrenar en el tiempo pascual un cirio que no fue bendecido en la Vigilia Pascual sería simplemente encenderlo después del saludo litúrgico, mientras se canta una aclamación apropiada. Si no ha habido posibilidad de hacerlo durante el tiempo pascual, la primera vez que se use en el tiempo ordinario será en una celebración del bautismo o de las exequias, en cuyo caso se procede sencillamente como hemos indicado más arriba, añadiendo oportunamente una breve monición.