AGENDA ACTUALIDAD DIOCESANA

10/03/2025

Ávila acoge el encuentro de obispos, vicarios y arciprestes de Iglesia en Castilla

Mons. José Luis Retana participa junto a los vicarios y los responsables de los arciprestazgos de la Diócesis de Salamanca

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

El seminario diocesano de Ávila acogerá los días 10 y 11 de marzo el Encuentro de Obispos, Vicarios y Arciprestes de Iglesia en Castilla; es decir, de todas las diócesis de Castilla y León, menos Astorga y León (que, por cuestiones históricas y eclesiales, tienen más trabajo conjunto con su diócesis metropolitana, que es Oviedo).

Este tipo de encuentros se centra en un trabajo conjunto de las nueve diócesis participantes (Valladolid, Salamanca, Ciudad Rodrigo, Zamora, Ávila, Segovia, Palencia, Burgos y Osma-Soria). El vicario general de la Diócesis de Osma-Soria, y coordinador de Iglesia en Castilla, Gabriel Ángel Rodríguez, recuerda que estas diócesis son muy parecidas en cuanto a su configuración geográfica y poblacional, “con los mismos problemas a nivel eclesial”. Y aclara que si somos tan parecidos, “es bueno que pongamos sobre la mesa los retos, las dificultades, las esperanzas, porque nos podemos enriquecer todos”.

En esta ocasión, participan cerca de un centenar de personas, que entronca con el de 2024, siguiendo un proceso de trabajo de tres años en torno a la conversión pastoral y misionera, “centrado específicamente en la reforma de las estructuras evangelizadoras tanto de las diócesis como de las parroquias, así como en la reestructuración del estilo de los agentes pastorales, sacerdotes, obispos, vida consagrada y laicos”.

Segundo paso: Interpretar

“Decidimos seguir la propuesta metodológica que en la que tanto insiste también el santo padre de reconocer, interpretar y elegir”, confirma el coordinador del encuentro, y por eso, el año pasado hicieron el primer paso: reconocer. “Hicimos no solamente un análisis sociológico, sino ver cómo la realidad que nos circunda, la sociológica, cultural, y económica también, y si está afectando a nuestra tarea evangelizadora”, argumenta Rodríguez.

Y en 2025, ese camino llega al segundo de los pasos, el de interpretar: “Se trata de profundizar, de analizar los datos obtenidos, lo cual implica reflexionar, ver un poco las causas y los efectos, y considerar, sobre todo, las consecuencias para ir clarificando el estilo pastoral y las estructuras que mejor ayuden al anuncio del Evangelio y siempre con la guía y con la luz de la Palabra de Dios”.

Este responsable de coordinar el encuentro aclara que no se trata de ser sociólogos, “pero sí de interpretar la realidad que nos rodea a la luz de la Palabra de Dios y de la tradición, porque el trabajo pastoral no puede ser el mismo en las circunstancias actuales que en las de hace, por ejemplo, 50 años”.

Los desafíos de las diócesis

Gabriel Ángel Rodríguez cree que es evidente que el cambio de estructuras y de estilo está ahí y es necesario abordarlo, pero, sobre todo, “es muy importante insistir en el cambio de mentalidad“. El año pasado se resaltaron, entre otros algunos desafíos como la escasez de niños y jóvenes, la despoblación del envejecimiento, la soledad, particularmente la no querida, la dificultad de los migrantes de integración en muchas ocasiones, más recientemente las secuelas del COVID-19. Es evidente que en estos últimos años nuestra sociedad castellana ha cambiado mucho y nuestra Iglesia ha cambiado también mucho”.

Ante unos cambios que se suceden con extrema velocidad, Rodríguez afirma que la Iglesia no debe permanecer ajena. “Las personas, los fieles que se acercan a nuestras iglesias y que participan de nuestras iniciativas son los ciudadanos de a pie, los que viven en el mundo”, interpela, y por tanto, la Iglesia no es que tenga que amoldarse, “pero sí que tiene que hacer un ejercicio continuo de adaptación”. Al respeto, considera que si queremos resultados diferentes, “tenemos que hacer cosas diferentes y aplicar métodos diferentes”.

Por último, ha avanzado que el encuentro del próximo año, en 2026, ya será el de tomar decisiones concretas de cómo realizar el trabajo pastoral en las diócesis. Por ello, no será un “encuentro ordinario” de obispos, vicarios y arciprestes, sino que se abrirá, “en formato asamblea, a la participación también de laicos y de la vida consagrada”.

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