02/04/2023
Siempre me ha sorprendido cómo, en la lectura de la Pasión de Cristo que hacemos el Domingo de Ramos y el Viernes Santo, queda en evidencia la inconsistencia humana. Los que aclaman a Jesús en su entrada a Jerusalén son los mismos que unos días después piden su crucifixión; y los que contemplan su via crucis lo hacen con miradas muy diversas… Y es que se puede estar con Cristo de muchas maneras y, por tanto, se puede vivir la Semana Santa de muchas maneras.
Todo esto me hace recordar mis años misioneros en Bolivia. En aquel país pobre y poco poblado era una alegría encontrarse con un compatriota. Pero con el tiempo uno descubre que hay tres maneras de mirar y estar con los bolivianos, por parte de los españoles.
La más frecuente es la mirada y la forma de estar de los turistas. Su afán es sacar fotos de los monumentos históricos, de los paisajes llamativos y las vestimentas exóticas de la gente del lugar. Es una mirada curiosa ante lo nuevo que les podría abrir el horizonte personal, pero que rara vez lo hace porque es distante, superficial y fugaz. Pueden llegar a conmoverse en un instante ante la pobreza de un niño descalzo… al que nunca más recordarán, ni en el resto del viaje ni al comentar éste después con sus familiares y amigos.
La segunda es la mirada y la forma de estar de los cooperantes españoles, los que suelen participar unos meses en programas de Cooperación internacional. La suya es una mirada marcada por un interés solidario, sorprendida y afectada por las pobres condiciones de vida de gran parte de los bolivianos, y buscadora de las posibilidades de ayudar y ser útil. Comúnmente es una mirada intensa que toca el corazón… pero a la vez pasajera, con una implicación controlada que no afecta ni a la seguridad ni al bienestar material que recuperan lo cooperantes al regresar a su casa en España.
La tercera es la mirada y la forma de estar de los misioneros, que mayoritariamente están allí por un tiempo indefinido, a tal punto que algunos se quedan allí para siempre. Su interés principal es entrar en la vida de la gente poniéndose en su lugar, conocerla y comprenderla para promoverla desde dentro, para soñar y caminar juntos hacia un futuro mejor, a la vez que celebrando juntos la presencia y los regalos de Dios en la vida cotidiana. Una mirada y forma de estar implicativa y compasiva… es decir, que desea compartir-la-pasión-del-otro, sus alegrías y sus penas, sus dolores y esperanzas, porque en él ves la-pasión-de-Cristo y porque quieres vivir apasionado-con-Cristo.
¿Cómo viviremos nosotros esta Semana Santa: como los turistas, como los cooperantes o como los misioneros? Ojalá alimentemos una mirada com-pasiva, como la de los misioneros, que nos enseñan que ser cristiano es vivir “Apasionado con Cristo”.
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