28/11/2021
Buenos días y… ¡feliz año nuevo!
No recuerdan haberse tomado anoche las doce uvas al son del reloj de la Puerta del Sol, ¿verdad? Ni los brindis con sus familiares, ni una catarata de mensajes de felicitación con sus amigos… No, no hace falta que enciendan la televisión en busca de un concierto en Viena, que además está confinada, ni de unos saltos de esquí en una estación alpina de nombre impronunciable.
El año nuevo que les estoy felicitando es el del tiempo litúrgico, un primer día de un nuevo año que siempre cae en domingo, el primero del Adviento. No han preparado uvas en su casa, pero quizá sí esa corona con cuatro velas que irá animando nuestra esperanza… y ya podemos reunirnos para encender la primera.
No habrán brindado con sus familiares, pero sí habrán descubierto, o lo harán en cuestión de minutos u horas, un nuevo color en sus parroquias, el morado que nos adentra en un clima de conversión, de comenzar de nuevo a luchar contra nuestras infidelidades.
No habrán cruzado ni reenviado bonitas palabras a sus amistades, pero sí pueden poner a punto la que siempre nos ilumina, la Palabra de Dios que reinicia su relato de la Verdad directa al corazón y la mente de cada persona.
Este particular “1 de enero” litúrgico, que en 2021 cae en 28 de noviembre, nos introduce en un año nuevo que siempre nos regala la vida nueva en Cristo, Quien ya viene de camino a nuestro encuentro. ¡Felicidades para todos!
ACTUALIDAD DIOCESANA