14/05/2021
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN SOCIAL
La Delegación diocesana para el Patrimonio es la responsable de velar por la conservación del patrimonio de la Iglesia de Salamanca, bien en su cuidado y conservación, como en la creación de nuevas infraestructuras para la vida pastoral y social de las diferentes comunidades parroquiales.
La iniciativa de la Conferencia Episcopal, #HazMemoria, que tiene como objetivo dar a conocer la labor de la Iglesia, esta semana se centra en el cuidado del patrimonio y la rentabilidad social. El equipo de esta delegación diocesana nos acerca su trabajo en relación a esta materia de velar por los bienes inmuebles en todo el territorio diocesano.
El delegado diocesano para el Patrimonio, Juan Pedro Melgar, recuerda que son los responsables del cuidado del patrimonio de todos los bienes de la diócesis, “los inmuebles”, en colaboración con el Servicio diocesano de Patrimonio Artístico, en relación a los bienes muebles de la diócesis. En este sentido, subraya que la tarea fundamental en la delegación, “es velar por el patrimonio de la diócesis, así como el seguimiento de las intervenciones y las obras que se ejecutan en los inmuebles”.
Melgar aclara que la delegación se divide en cuatro áreas. La primera, en relación a los títulos de propiedad, “donde la tarea es actualizar el inventario diocesano, así como otras tareas administrativas relativas a ello”. Otra de las tareas es la conservación y el mantenimiento de los bienes de la diócesis, “y trabajar en la línea de crear el mantenimiento y la conservación de todos los bienes heredados y adquiridos en nuestra Iglesia diocesana”, insiste.
Al respecto, el delegado para el Patrimonio reitera que su servicio se ofrece a todas las comunidades parroquiales, “así como a otras instituciones como fundaciones, patronatos, o a las comunidades de vida consagrada de la diócesis, como un ofrecimiento”.
La tercera área es el cuidado del patrimonio a través de la restauración. En este sentido, como explica Melgar, cada ejercicio se valoran las intervenciones a realizar, “se decide cuáles se van a priorizar, y se hace un seguimiento de ellas”. Y por último lugar, desde la Delegación para el Patrimonio se supervisan las nuevas construcciones según las necesidades pastorales de la diócesis, “y se pone en marcha la construcción de nueva planta de centros pastorales, casas parroquiales, etc.”.
Asimismo, este responsable diocesano insiste en que para ese cuidado del patrimonio es importante la colaboración con el Servicio de patrimonio artístico, “de los bienes muebles, que están relacionados porque muchas intervenciones en un bien inmueble tienen que ver con un bien mueble“.
Fernando Delgado es uno de los dos arquitectos técnicos de la Delegación diocesana para el Patrimonio, quien señala que una de las misiones de este departamento es el control de las propiedades de la diócesis a través del inventario de los bienes inmuebles, como los templos, las iglesias y ermitas, las casas y centros parroquiales, los solares, las fincas rústicas u otros inmuebles, como la Casa de la Iglesia o el Palacio Episcopal. “En el inventario se incluyen los datos más relevantes de los bienes inmuebles, como la ubicación, la superficie, la valoración, la información catastral o la situación registral”, aclara este técnico.
Con un inventario actualizado, como destaca Delgado, “existe la posibilidad de regularizar los alquileres que están de palabra a través de la firma de contratos, algo que sucede en las fincas rústicas, y existe la posibilidad de rentabilizar el patrimonio de la diócesis a través de cesiones o alquileres con las que se puede sacar un rendimiento económico o social”.
Francisco Ingelmo es otro de los arquitectos técnicos de la Delegación diocesano para el Patrimonio, quien explica los pasos que siguen en la conservación del patrimonio en una de las obras que llevan a cabo en la actualidad, en concreto, en la iglesia de San Pedro, de Alba de Tormes, “donde estamos haciendo una reforma interior”.
En cuanto a los pasos que se siguen, el primero es la llegada de una demanda a la delegación a través de los párrocos, “que nos transmiten las patologías que pueden tener en sus templos, y nosotros nos trasladamos allí y hacemos fotografías y una medición”, describe. Con esos datos recogidos, ya en la oficina elaboran una estimación económica, “y una vez realizada y aprobada, tenemos dos pasos que hacer”. Por un lado, elaborar el proyecto y presentarlo ante los organismos competentes, bien sea Ayuntamiento o en la Junta de Castilla y León, por tema de patrimonio, “y dos”, al pedir varios presupuestos, “para que cuando nos respondan con los permisos tener adjudicada la obra constructora”.
Y una vez adjudicada, como explica Ingelmo, “tenemos dos vertientes en la obra”. Por una parte, seguirla técnicamente, “y controlar que se lleva a cabo lo que nosotros queremos que se haga, y cómo se haga, así como con los materiales adecuados”. Y por otra, el arquitecto aclara que se deben de cumplir las medidas de seguridad y salud de las obras, “para nosotros muy importantes”.
Una vez que se termina la obra, describe Francisco Ingelmo, “lo que hacemos es sacar una liquidación final de lo que ha costado”. Y en la delegación, a través del delegado y la ecónoma, “se hace una propuesta de financiación, porque lógicamente las obras tienen un importe elevado, y se analiza si colabora la parroquia, la diócesis o la aportación de los feligreses”.
En este sentido, este técnico reitera que desde su delegación necesitan que las parroquias se conciencien de que hay que tener una cultura de mantenimiento preventivo de las obras que se han hecho, “o previniendo obras futuras, porque necesitamos que las patologías no avancen y se conviertan en obras mayores, porque muchas obras menores se pueden atajar mucho antes”.
En la obra de reforma interior de la parroquia de San Pedro de Alba de Tormes, como precisa Ingelmo, “se van a realizar varias actuaciones”. Como, por ejemplo, sanear los zócalos que tienen en el perímetro del templo, “que tienen muchas humedades, y se hará a través de un revestimiento de cal, para que esas humedades no se marquen”.
Asimismo, se va a renovar la instalación de iluminación de la zona del templo, “la celebrativa”, y se meterá el cableado por debajo del suelo de madera, que como argumenta, “también se cambiará a uno nuevo”. Por último, tienen previsto pintar la iglesia, “que tenía humedades de cuando se hizo la intervención en las cubiertas en 2014, y que se pueden ver en algunas zonas”.