ACTUALIDAD DIOCESANA

18/02/2023

El Aleluya y la Cuaresma

¿De dónde viene la palabra Aleluya? ¿Cómo se dice el Aleluya en la misa?¿Se puede recitar en vez de cantarlo? Son algunas de las cuestiones que aborda el delegado diocesano de Liturgia, Emilio Vicente de Paz, en el cuarto vídeo de la serie “La liturgia de cerca”

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

“El Aleluya y la Cuaresma”, es el título del cuarto vídeo de la serie: “La liturgia de cerca”, que ha difundido la Delegación diocesana de Liturgia en el canal de Youtube de la Diócesis de Salamanca.  En este nuevo vídeo, su responsable, Emilio Vicente de Paz, explica cuándo y cómo se debe pronunciar el “Aleluya” en las celebraciones eucarísticas, al tiempo que aclara si se ha de cantar, omitir o sustituir en el tiempo de Cuaresma.

Alabanza

El origen del término “Aleluya” es hebreo. Se trata de uno de las pocos que se han conservado en la liturgia de la Iglesia “en la lengua original de los primeros cristianos, que eran judíos. La encontramos también en algunos salmos y en el libro del Apocalipsis”, como recuerda el delegado diocesano de Liturgia. Su significado es “Alabad a Dios”, y “se emplea en la liturgia como alabanza jubilosa que expresa la alegría de la resurrección”, como señala Emilio Vicente, que considera que lo más apropiado es que esta “sea cantada”, siempre antes de proclamar el evangelio.

Esta palabra abunda en los textos litúrgicos del tiempo pascual, tanto en los los cantos, como en antífonas “y sobre todo como aclamación antes de la proclamación del evangelio”.

Este responsable recuerda que en el leccionario, antes de cada evangelio, se encuentra un versículo bíblico, “tomado generalmente del mismo evangelio o de un salmo” y que ha de cantarse, “estando todos de pie, precedido y seguido de la palabra “Aleluya” cantada varias veces”.

En el caso de que en la celebración eucarística no hubiera nadie capaz de cantar el versículo, “entonces está permitido omitirlo y que toda la asamblea cante únicamente la palabra “Aleluya” varias veces”, como resalta Emilio Vicente al tiempo que subraya que el versículo no se puede recitar, ya que “iría en contra del carácter aclamatorio de este rito previo a la proclamación del evangelio. Este es un error muy frecuente”.

El procedimiento a seguir es que el lector de la segunda lectura se retire en cuanto termine ésta, y deje “que sea el cantor quien entone el “Aleluya”, con el pueblo, y luego el versículo”.

Canto del Aleluya fuera del tiempo pascual

Aclamaciones para el tiempo de Cuaresma

El canto del  “Aleluya” no es exclusivo del tiempo pascual “sino todo el año, aunque con menos frecuencia, con la excepción del tiempo de Cuaresma, en que se omite totalmente y sin excepción, desde el Miércoles de Ceniza hasta el Sábado Santo”.  Un canto que se “ reserva para la Pascua, más en concreto para la Vigilia Pascual, en que será entonado solemnemente después de la epístola”, como detalla el responsable de liturgia.

En el tiempo de Cuaresma, “se sustituye la palabra “Aleluya” por una expresión equivalente, que encontramos en un apéndice al final de los leccionarios“, algo que se detalla en las rúbricas, como por ejemplo: “Gloria y honor a ti, Señor, Jesús…”.

Aclamar siempre a Cristo con el canto

Foto: Óscar García.

La aclamación de esta expresión es similar al procedimiento que se lleva a cabo con el “Aleluya”: “la aclamación cantada, el versículo propio del evangelio del día y la aclamación de nuevo cantada”, confirma Emilio Vicente. Este responsable indica que uno de los errores más habituales que se comenten en Cuaresma, es  “cantar o leer el versículo que viene en el leccionario, sin la aclamación sustitutiva del “Aleluya”, ni antes ni después. Lo que sirve de aclamación al evangelio no es el versículo bíblico, sino la aclamación a Cristo”, que se ha mencionado anteriormente.  “Si no se canta el versículo, se puede omitir, manteniendo únicamente la aclamación cantada”.

El delegado diocesano de Liturgia insiste que “a la hora de proclamar el Evangelio, aclamemos a Cristo siempre con el canto”, y en Cuaresma  “cantando una de las aclamaciones indicadas: con el versículo cantado o sin él”.  Mientras que el resto del año, “con el Aleluya y el versículo cantado, o sin él. Pero no dejemos de aclamar a Cristo, nuestro Señor y Salvador”.

 

¿Te gustó este artículo? Compártelo
VOLVER
Actualidad Diocesana




Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies