22/11/2024
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
Este jueves, 21 de noviembre, falleció en Orense, a los 88 años, la Sierva de San José, Victoria López Luaces, después de 69 años de vida religiosa al servicio de Dios y la promoción de la santidad de Bonifacia Rodríguez de Castro (Salamanca, 6 de junio 1837 – Zamora, 8 de agosto de 1905), la primera santa salmantina y fundadora, junto al jesuita Francisco Butiñá, de la congregación de las Siervas de San José. La Diócesis de Salamanca da gracias a Dios por su vida, sencilla y humilde marcada por su entrega total a la causa de Santa Bonifacia.
Natural de La Coruña, Victoria López ingresó en la congregación de las Siervas de San José con solo 15 años, consagrando su vida al servicio de los ideales josefinos: uniendo la fe, la oración y el trabajo como caminos de dignidad y encuentro con Dios. Realizó el noviado en Salamanca, posteriormente se licenció en Granada en Filología Románica, y ejerció como docente en Orense y en Madrid. Fue superiora provincial y consejera general de la congregación.
En 1987, Victoria asumió el papel de postuladora de la causa de canonización de Bonifacia, una misión que durante los primeros años compaginó con otras tareas dentro de la congregación. A partir de 1993, dedicó su tiempo “de modo exclusivo” a esta labor, difundiendo la figura y espiritualidad de la santa. Durante este proceso, su admiración y cariño hacia Bonifacia fueron creciendo, como explicaba en un artículo en Alfa y Omega, reconociéndola como “un testigo excepcional de la fe, por sus extraordinarios valores evangélicos”.
El 9 de noviembre de 2003, Bonifacia fue beatificada por el papa Juan Pablo II, quien estableció como su día festivo el 6 de junio, día de su nacimiento. Y el 25 de octubre de 2011 fue canonizada por el papa Benedicto XVI. Victoria López reconoció que ese día fue “una de las mayores alegrías de mi vida”.
La canonización de Bonifacia fue el fruto del esfuerzo incansable de Victoria López, quien siempre consideró este logro como una “victoria de la Iglesia” en la dignificación de la mujer trabajadora.
Victoria consideraba que, con su canonización, “la Iglesia reconoce la autenticidad evangélica de su vida y misión, y nos la propone como testigo de la fe”. También destacó la importancia del “trabajo hermanado con la oración, núcleo de su espiritualidad”, como medios para encontrar a Dios en lo cotidiano.
A lo largo de su vida, Victoria López escribió numerosos artículos sobre santa Bonifacia en revistas religiosas y es autora del libro Once miradas sobre una mujer trabajadora, donde exploró la experiencia espiritual de esta mujer “sencilla, trabajadora y controvertida en su tiempo”, y su relevancia para las mujeres de hoy. Desde su canonización, López Luaces fue una firme defensora del reconocimiento de santa Bonifacia como patrona de la mujer trabajadora. A pesar de sus esfuerzos, este reconocimiento oficial aún no se ha logrado.
Victoria promovió además el proceso de canonización de otra Sierva de San José salmantina, Isabel Méndez Herrero (1924-1953), natural de Castellanos de Moriscos, cuya aprobación de virtudes heroicas en 2019 representó un primer paso en su camino hacia la santidad.
En sus últimos años, aquejada de una enfermedad dolorosa y larga, fue verdadero “ejemplo de paciencia, humildad y entrega, sin perder de vista cuál era su misión en la Iglesia”. Así lo reconoce su hermana y estudiosa de Bonifacia, Adela de Cáceres, ssj, quien también recuerda con cariño las visitas de Victoria al obispo de Salamanca, Carlos López, relacionadas con la causa de canonización. Adela destaca que Victoria fue “una mujer auténtica, una Sierva de san José de corazón”. Y da gracias “por su dedicación a santa Bonifacia al cien por cien, y por la alegría que Dios le concedió: ver su trabajo concluido al verla ensalzada como venerable, beata y al final santa”.
Descanse en paz.