30/10/2024
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
El centro parroquial de Peñaranda de Bracamonte acogerá este domingo, 3 de noviembre, la asamblea de inicio de curso del Arciprestazgo de Peñaranda-Calvarrasa-Las Villas. Este encuentro, que se iniciará a las 16:30 horas y tendrá una duración de tres horas, reunirá a “sacerdotes, religiosos, catequistas, profesores de Religión, matrimonios y laicos comprometidos en una jornada abierta para todos los que forman esta Iglesia local y aquellos que deseen conocer más sobre sus actividades y proyectos”, como apunta su arcipreste, José Miguel González.
La asamblea arciprestal tiene tres objetivos: El primero de todos es “iniciar juntos, en sintonía y en comunión con nuestra diócesis, y con la Iglesia Universal el curso pastoral 2024 -2025”. El segundo, “concluir el Año de la Oración y comenzar la preparación al año jubilar 2025 con un tiempo de oración, de oración comunitaria pausada y profunda”. Y el tercero, “presentar las prioridades pastorales de la diócesis y nuestro calendario arciprestal para este curso”, explica González.
El arciprestazgo de Peñaranda-Calvarrasa-Las Villas, que abarca 46 parroquias rurales en su mayoría, se encuentra ante varios desafíos significativos: la despoblación, el envejecimiento de sus habitantes, la falta de vocaciones y de relevo generacional han hecho que el trabajo pastoral recaiga en tan solo 10 párrocos. La escasez de sacerdotes y la falta de vocaciones son evidentes en la diócesis, que cuenta además con un único seminarista, quien pertenece a este arciprestazgo y es natural de Cantalapiedra. Como señala José Miguel González, esta situación está fomentando “una mayor toma de conciencia de la corresponsabilidad de los laicos en la vida de la Iglesia”. En respuesta, se están formando celebrantes de la palabra que dirigen las celebraciones dominicales en ausencia de un presbítero, y se ha fortalecido también “el compromiso de los catequistas y de los visitadores de enfermos”, que participan activamente en la misión de la Iglesia.
Este arcipreste señala que, aunque los desafíos son evidentes, es necesario afrontar el presente con “realismo y esperanza”, considerando este tiempo “no como un momento de ocaso, sino que es un momento de alumbramiento”. Además de ese reto, González indica que es necesario “despertar cada vez más y mejor el compromiso bautismal de los laicos, que es en definitiva desarrollar la sinodalidad en la que la Iglesia universal se encuentra en este momento” y “seguir animando nuestras comunidades para que sean verdaderamente comunidades vivas y dinámicas, cuyas celebraciones litúrgicas y encuentros sean atractivos, profundos, cargados de espiritualidad” que respondan al anhelo de “encuentro con Dios y su Palabra”.