ACTUALIDAD DIOCESANA

10/05/2024

“Las vocaciones sacerdotales son un fruto necesario de la pastoral diocesana”

El obispo, Mons. José Luis Retana, ha presidido la celebración del patrón del clero, San Juan de Ávila, junto a los presbíteros que este año conmemoran sus bodas de oro y plata sacerdotales

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

En una plática que dirige al P. Francisco Gómez sj, San Juan de Ávila define en qué consiste la santidad sacerdotal: “El sacerdote debe ser relicario, casa y crianza de Dios. Relicario porque guarda en sí, en su corazón, las cosas más grandes, esas que palpitan en el corazón de Dios cuyo secreto le confía; casa, porque en su alma debe caber lo que cabe en la casa de Dios cuando está por Él habitada, y crianza, porque a través de sus manos, de sus labios y de su vida entera, Dios se hace pan, se hace bálsamo, se hace luz, se hace paz, se hace gracia rendida”.

Mons. José Luis Retana recordó estas palabras del patrón del clero español en su homilía, donde puso una mirada especial para los tres sacerdotes que este año celebran sus bodas de oro y plata, Isidoro Criado, Jesús Terradillos y Ángel Cordovilla, respectivamente. “Si ahora echáis atrás vuestra mirada, es fácil reconocer cuántos sucesos han ido sucediéndose en el transcurso de este tiempo”, confirmó. Y les interpeló que en el rincón de todo este tramo, “quedan un sinfín de rostros, de nombres, de personas, de parroquias y de quehaceres”.

El prelado recordó que en esta mañana festiva para todos, en la que el clero diocesano se une al homenaje fraterno en el reconocimiento de su ministerio, “le pedimos al Señor que hagáis memoria agradecida de todo ese largo periplo”, y  también mencionó a sus padres, “vuestros párrocos, formadores y profesores que intervinieron en el descubrimiento de la vocación y acompañaron vuestra fiel respuesta al Señor”.

Cuidar el acompañamiento espiritual

Jesús Terradillos, que celebra sus bodas de oro sacerdotales, leyó la monición de entrada

En su homilía, Mons. José Luis Retana quiso resaltar que si el sacerdocio tiene en la vida de la Iglesia el significado que se descubre en días como el de San Juan de Ávila, “las vocaciones sacerdotales debemos considerarlas un fruto principalísimo y necesario de la pastoral diocesana”. Y añadió que se puede colaborar en esta tarea, “con nuestro estilo de vida: evitando una vida desparramada y excesivamente a la intemperie, y sensibilidades que rompen la comunión pastoral, cuidando el acompañamiento espiritual, el diálogo pastoral creativo y la fraternidad entre los sacerdotes y el obispo”.

Asimismo, les pidió que destierren las actitudes derrotistas, “y pongámonos a trabajar también en este campo, confiando en el poder de la oración“. El obispo invita al clero a promover hasta en la más pequeña comunidad de la diócesis, “una corriente viva de oración con esta intención: Envía Señor, operarios a tus mies (Mt 9,38)”. Y les recordó que vivieran con alegría su ministerio, “sin tibieza, sin dedicar esfuerzo alguno a labrar la propia imagen, a sentiros “a gusto en vuestra propia piel” de curas; que alguno de los muchachos que os vean puedan decir, a mí me gustaría ser como ese, como mi párroco”. Para el obispo, esa es la mejor pastoral vocacional, “desde el convencimiento de haber elegido la mejor parte, no sintáis rubor de hacer una invitación personal a los más idóneos”.

El sacerdote diocesano, Antonio Ruano.

En la monición de entrada, uno de los tres sacerdotes que celebran sus bodas de oro y plata, Jesús Terradillos, ha recordado al sacerdote diocesano, Antonio Ruano, fallecido el 21 de junio de 2023, que este año también hubiera cumplido los 50 años de sacerdocio, “algo que anhelaba porque en alguna ocasión me lo comentó en este mismo claustro”.

Además, dio las gracias al Señor por su ministerio, y reconoció que eran “vasijas de barro, llenos de debilidades”. Este sacerdote agradeció la presencia del clero diocesano y su intención de orar por todos ellos.

Acción de gracias

Antes de la eucaristía, los presbíteros escucharon el testimonio de los homenajeados, entre los que se encuentra el sacerdote Isidoro Criado quien leyó la acción de gracias

El sacerdote, Isidoro Criado, quien también celebra las bodas de oro, fue el responsable de realizar la acción de gracias en nombre de los tres presbíteros. También quiso tener en el recuerdo a Antonio Ruano. “Gracias a nuestros padres, hermanos, familia y a cuantos nos acompañaron de tantas formas, para ir al seminario o en el resto de nuestro proceso”, interpeló.

De forma personal, este sacerdote agradeció el apoyo de Marcelino Legido, “que colaboró en el transcurso de mi vida y aún sigo sintiendo su cercanía”.

 

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