08/05/2024
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
La sede de la Conferencia Episcopal Española, en Madrid, acogió el pasado sábado, 4 de mayo, la Asamblea sinodal de la Iglesia en España, con la participación de los representantes de los grupos sinodales en las diócesis, las congregaciones religiosas y otras instituciones eclesiales. Esta asamblea se celebra entre las dos sesiones de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo, que tienen lugar en Roma, la de 2023, y la de octubre de 2024. El objetivo era presentar y trabajar el documento Hacia octubre de 2024.
La reunión fue presidida por Mons. Luis Argüello y por el coordinador del equipo sinodal de la CEE, Mons. Vicente Jiménez. El secretario de este equipo, Luis Manuel Romero, ha actuado como moderador, además de hacer la presentación. El encuentro comenzó con una oración dirigida por María José Tuñón, y con el saludo de Mons. Vicente Jiménez, que ha recordado que una Asamblea sinodal, “es un momento de gracia en el que el Señor pasa por nuestras Iglesias y tira de ellas hacia adelante, abriendo caminos de futuro y rutas de renovada esperanza”.
Al comienzo de la reunión participó, por videoconferencia, Mons. Luis Marín, subsecretario del Sínodo de los Obispos en Roma, quien ha manifestado su alegría por hacerse presente en esta jornada: “Formáis sin duda un grupo motivado, generoso, implicado, una semilla de Dios que sin duda genera vida”, y agradeció el trabajo ilusionado de todos los que forman la Asamblea. Asimismo, señaló que la sinodalidad, “se orienta a vivir coherentemente nuestra fe, qué es lo que nos pide el Espíritu para este tiempo aquí y ahora”.
El documento de trabajo Hacia octubre de 2024 ha sido elaborado por la Secretaría del Sínodo de la Conferencia Episcopal a partir de las aportaciones de los grupos sinodales de las diócesis, congregaciones y otras instituciones eclesiales. Según han señalado, se han recibido aportaciones de 54 diócesis y una veintena de instituciones eclesiales, como CONFER, los diversos movimientos de Acción Católica, FRATER, Manos Unidas, etc. También se solicitó a los grupos sinodales ejemplos de “buenas prácticas” en el desarrollo de la dinámica sinodal.
Al analizar la primera parte del “Informe de Síntesis, El rostro de una Iglesia sinodal”, los grupos sinodales han señalado entre las prioridades, entrar en una comunidad de fe: la iniciación cristiana; y los pobres en el camino de la Iglesia.
En relación a la primera, partiendo de que todos formamos parte de la comunidad, “todos somos responsables de la evangelización, se hace necesario que la iniciación cristiana y el primer anuncio deben complementarse, renovarse, ser entendidos como procesos de maduración en la fe”. El objetivo, según subrayaron, “es pasar de un «cristianismo sociológico» a una fe en Jesús descubierta”.
En relación a la segunda, se parte de la conciencia de la predilección de Jesús por los pobres, “y en razón de la coherencia evangélica entre lo que pensamos, los que decimos y lo que obramos”. En este sentido, creen que debemos hacerlos protagonistas de su historia de fe y salvación “y, al mismo tiempo, denunciar las causas de la pobreza y descubrir las nuevas pobrezas”.
En relación a la segunda parte del documentos de síntesis, “Todos discípulos, todos misioneros”, se señalan también dos prioridades: Las mujeres en la vida y en la misión de la Iglesia y La Iglesia es misión.
Estas aportaciones parten del reconocimiento de la igual dignidad que nace del Bautismo, “y de la presencia de la mujer en los momentos importantes de la acción de Jesús en los Evangelios”. Y en relación a la Iglesia como misión, se considera que este es un tema transversal en el informe de Síntesis, “la misión es para todos y puede centrarse en tres puntos: el cuidado de la familia, el cuidado de los jóvenes y el compromiso de los fieles laicos en la sociedad”. E insisten en que la vida consagrada y las asociaciones laicales, “son un signo profético de esta misión de la Iglesia”.
En relación a la tercera parte del documento de síntesis, “Tejer lazos, construir comunidad”, se afirma que la escucha, la acogida y el acompañamiento son elementos fundamentales para una Iglesia sinodal en misión. “Esto precisa de comunidades abiertas y con capacidad de acogida por lo que hay que estar atentos a la realidad que nos rodea y procurar crear espacios donde acoger a todos, creyentes y no creyentes”, reiteran.
A partir de este seguimiento del dinamismo sinodal, el documento de trabajo que se ha presentado, respondía a tres preguntas:
En relación a la primera, el documento apunta plantear la vida de la Iglesia como una gran familia donde la diversidad de vocaciones son una riqueza que implica una gran complementariedad. Se hace especial mención de la necesaria corresponsabilidad que implica formación, acogida, escucha y ejercicio de la autoridad desde el servicio.
Sobre los modos de relación, se insiste en la necesidad de la escucha, la acogida y el acompañamiento especialmente a todas las distintas realidades que componen la Iglesia. También se apunta la necesidad de establecer procesos de discernimiento a la luz de la Palabra de Dios y con el método de la conversación en el Espíritu.
Por último, en torno a la renovación de ministerios y órganos, se señala la importancia de la renovación de los consejos pastorales y económicos. Para su buen funcionamiento sería preciso que funcionen con espíritu sinodal, renovando y ampliando el número de sus miembros, y que crezcan en comunicación interna y externa.
En relación a nuevos ministerios se propone la creación de los ministerios de acogida, escucha y acompañamiento, así como los grupos de acción pastoral y de evangelización en las parroquias y arciprestazgos. También el desarrollo de mecanismos o estructuras que posibiliten la evaluación del trabajo pastoral y de las personas que lo realizan.
El documento de trabajo “Hacia octubre de 2024” está abierto. Por eso, en la segunda parte de la Asamblea se ha dedicado un tiempo para el diálogo sobre el texto. El obispo de Solsona, Mons. Francisco Conesa, padre sinodal, ha actuado de moderador para ir dando voz a todos los participantes que han querido hacer sus indicaciones para sumar a este texto.
Con estas aportaciones y sugerencias, como ha indicado Mons. Conesa, se va a enriquecer el documento. También se van a incluir las reflexiones que lleguen estos días al equipo sinodal. Una vez recopiladas, se incorporarán antes de su envío a la Secretaría General del Sínodo.
Pero antes de este diálogo, se han presentado distintas experiencias sinodales. Miguel Ángel González Sáiz, de la Diócesis de Coria-Cáceres, es párroco en un barrio marginal en Cáceres y también de un pueblo de 500 habitantes (Salorino). En esta Asamblea, ha representado a los párrocos españoles que han participado en el Encuentro Internacional de Párrocos para el Sínodo que se ha celebrado en Sacrofano (Roma) del 28 de abril al 2 de mayo. También ha aprovechado su intervención para dejar otro llamamiento del Santo Padre, potenciar la sinodalidad en la Iglesia en España. Para ello ha propuesto generar espacios para hablar y compartir, «para poner en común la vida».
Enélida Hernández ha sido la encargada de presentar la experiencia de buenas prácticas de la diócesis de Canarias, donde los objetivos de la Asamblea sinodal diocesana ya se recogían en el Plan diocesano de Pastoral: «Crecer en sinodalidad para revitalizar la misión de la Iglesia».
El eje de la Asamblea giró en torno al interrogante: ¿Cómo estoy yo y mi comunidad en sinodalidad? Se trabajó, para empezar, con una preparación personal y luego, se pasó a nivel de comunidad. Un trabajo que permitió medir el termómetro de la sinodalidad en la diócesis. Como resultado, se concretó que la escucha y el diálogo son la base para caminar juntos. De hecho, en la escucha se centrará el trabajo del próximo año.
José Miguel Sopeña, hijo de la caridad y sacerdote de la parroquia San Miguel Arcángel de Getafe, ha contado en la Asamblea la experiencia de buenas prácticas parroquial. El proceso sinodal, ha destacado, “ha entrado muy bien» en su parroquia porque llegó cuando ya trabajaban sobre cómo fortalecer nuestra fe”.
Además, ha intervenido la hermana Xiskya para contar la experiencia del Sínodo digital. Los datos de “escucha” en el ambiente digital, que ha llegado a ciento diez mil personas de 115 países, constatan la importancia de esta vivencia. También ha señalado que “estamos perdiendo fieles”, y que estos fieles, “están conectados a la red”.
La Asamblea ha concluido con la celebración de la eucaristía, presidida por Mons. Luis Argüello, que en su homilía ha señalado que la eucaristía nos hace caer en la cuenta de que la Iglesia, en tanto Iglesia sinodal, “no ha salido a dar una vuelta, sino a realizar una peregrinación hacia el Cielo”. Una peregrinación en la que canta gloria a Dios, “y anuncia este cántico a quien quiera escucharlo”.