18/12/2023
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
Cáritas diocesana conmemoró sus 60 años de compromiso con los más vulnerables de la Diócesis de Salamanca con una emotiva eucaristía de acción de gracias el pasado sábado, 16 de diciembre, en la Catedral Vieja que fue presidida por el obispo Mons. José Luis Retana. Participantes, voluntarios y trabajadores de la entidad, socios, donantes y entidades colaboradoras habituales se unieron para cerrar los actos conmemorativas.
Al inicio de la celebración, la directora de Cáritas diocesana de Salamanca, Carmen Calzada, expresó su gratitud al Señor por las seis décadas de “servicio a los hermanos más vulnerables y necesitados”. Destacó la entrega de esta organización sus esfuerzos, ilusiones, y la responsabilidad con la que abordan las dificultades que encuentran.
Calzada expresó el deseo de que esta labor sea “una respuesta libre, generosa y esperanzada en este servicio a los más pobres y a la comunidad cristiana”. Pidió al Espíritu Santo que guíe los esfuerzos de esta institución para “vivir el compromiso de servicio y anuncio del Evangelio con fidelidad y responsabilidad”. También, encomendó la tarea futura a Nuestra Señora de la Vega, solicitando su luz para “mirar la realidad con una mirada renovada por la caridad, con un amor que lo da todo, lo comprende todo, lo perdona todo”.
En su homilía, el obispo Mons. José Luis Retana destacó la importancia de la caridad organizada de la Iglesia, agradeciendo “la historia, la vida y la acción buena e ingente de Cáritas diocesana de Salamanca”, desde su fundación en 1963 hasta hoy.
El pastor de la Diócesis recordó que “vivir en la Iglesia, significa identificarse con su misión y cooperar en sus tareas de salvación: el anuncio de la Palabra de Dios, la celebración de los Sacramentos y el servicio de la caridad”, tareas que no pueden separarse unas de otras. Mons. Retana subrayó que para la Iglesia, la caridad “pertenece a su naturaleza y es manifestación irrenunciable de su propia esencia” y debe practicarla de la manera que lo hizo Cristo”. Algo que ha puesto en práctica Cáritas diocesana de Salamanca en el desarrollo de su actividad a lo largo de estos sesenta años de historia.
En el contexto del Adviento y recordando las lecturas proclamadas,
recordó la importancia de la espera y la preparación para la visita del Señor, instando a todos a ser testigos de la luz “en este mundo con tantas tinieblas y tantas oscuridades”, para “llevar la luz a los hombres de nuestro tiempo”.
También subrayó que la caridad de la Iglesia “no puede limitarse a socorrer las necesidades materiales”, sino que debe abordar también las necesidades espirituales, despertando la conciencia de la dignidad humana. E instó a todos “a hacer que el rostro de Cáritas exprese siempre concretamente el amor de Dios rico en misericordia y que invite a acudir a él con confianza”.
Mons. José Luis Retana alentó a Cáritas a continuar su obra, descubriendo el rostro de los hermanos y despertando la conciencia de la dignidad humana en todos los destinatarios de su actividad. En última instancia, destacó que este aniversario no solo es una celebración, sino una oportunidad para “reencontrar a Cristo más intensamente” y dar “un nuevo impulso al compromiso personal de servir a los hermanos con el Espíritu de Cristo”.
Antes de concluir la celebración, voluntarios y participantes de los proyectos de la entidad compartieron su testimonio para agradecer a Dios la diversidad de personas que han contribuido a que estos años de camino hayan sido posibles. Tras cada testimonio, una cinta roja se desplegó desde los corazones que forman el logo de Cáritas, simbolizando “la dimensión eclesial de ese amor fraterno que nos une y nos lleva a seguir trabajando por mejorar, dignificar y acompañar la vida de tantas personas que sufren”, como destacó una de las trabajadoras de la entidad.
Enrique, voluntario del programa de drogodependencias, expresó su agradecimiento a Dios por 11 años de servicio y colaboración en el centro de drogodependencias de Cáritas. “Le doy gracias a Dios, porque en este servicio con los más necesitados estoy acompañando y animando a estas personas para ir superando su situación y su integración en la sociedad”. Enrique resaltó cómo esta labor enriquece su vida personal.
Por su parte, Ana María, participante del programa Ranquines, agradeció a Cáritas por ser una familia acogedora durante 60 años. Subrayó el amor desinteresado tanto de los profesionales como de los voluntarios, quienes diariamente sitúan a las personas en el centro de la acción. Ana María expresó su agradecimiento “por el afecto y el cariño en el trato y la relación con todos nosotros, por escucharnos y apoyarnos”. Además, agradeció a Cáritas por creer en ellos, en su potencial, capacidades y valores, proporcionándoles esperanza y fuerza para seguir adelante.
Ana, colaboradora en el programa de comodato de vivienda, relató su experiencia al ofrecer una vivienda vacía para que dos familias con niños que atravesaban circunstancias difíciles pudieran alojarse en ella. “La experiencia está siendo muy buena y la sensación de ayudar y de hacer algo que es justo”.
Todos concluyeron rezando la oración “60 años de amor por los demás”, expresando el deseo y la esperanza de un mundo mejor desde los valores del reino de Dios. Tras la bendición, el obispo felicitó a Cáritas diocesana y agradeció a todas las personas que colaboran con la institución, que se han convertido “en amigos de esta institución esencial para la vida de la diócesis”.