08/09/2023
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
Santa Teresa de Jesús escuchó la voz del Señor que la dijo: “Espera un poco y verás grandes cosas” (F. 1,7-8), y fue así cuando comenzó sus fundaciones teresianas que la llevaron hasta Alba de Tormes en 1571, donde realizó su octava fundación, con la colaboración de fray Juan de la Cruz. Y es la casa donde reposan sus restos mortales.
El convento de La Anunciación de Nuestra Señora del Carmen de las madres Carmelitas Descalzas, es una de las ocho sedes de la Diócesis de Salamanca del Año Jubilar Teresiano, que finaliza el próximo 15 de octubre, con la clausura de la puerta santa. Como apunta el prior de los Carmelitas Descalzos de Salamanca, el padre Miguel Ángel González, entre sus paredes, “se respira la espiritualidad teresiana”. Y son cientos los peregrinos que por allí pasan cada semana, para participar en el acto de reconciliación, que se celebra cada día, o en las eucaristías, para obtener la indulgencia plenaria.
La actual comunidad de Carmelitas descalzas está formada por 12 hermanas, que como describe este responsable, “se encargan, ante todo, de vivir su propia vida espiritual de Carmelitas descalzas”. Y añade que en este lugar tan especial para la Orden del Carmelo, “son las que oran diariamente ante el sepulcro de Santa Teresa de Jesús”. El P. Miguel Ángel asegura que allí se siente especialmente su presencia viva en Alba de Tormes, “donde tenemos sus reliquias, ciertamente muy apreciadas y muy veneradas”.
En este convento de Alba de Tormes, Santa Teresa de Jesús vivió los últimos quince días de su vida, en una pequeña celda de la parte baja del monasterio que se puede visitar, y donde murió un 4 de octubre de 1582. Su fiesta litúrgica se celebra el día 15 de octubre tras el cambio que introdujo el papa Gregorio XIII en el calendario juliano. En su sepulcro se conserva su cuerpo incorrupto, y a su lado, dos de sus reliquias: el brazo izquierdo y su corazón.
Santa Teresa, en el libro de Las Fundaciones, narra el complicado proceso que llevó a la fundación de Alba, que se consiguió el 25 de enero de 1571, tras el traslado del Santísimo Sacramento, cuando se da por iniciada la vida conventual. Los donantes de esta fundación fueron Teresa de Laíz y Francisco de Velázquez.
Fue en la puerta santa del convento, en la iglesia, donde dio comienzo el Año Jubilar concedido por el papa Francisco el 15 de octubre de 2022, y desde ese día, miles de personas ya han conseguido su indulgencia plenaria que marca este periodo especial en la Diócesis de Salamanca. Como subraya el carmelita Miguel Ángel González, hasta ese lugar llegan peregrinos no solo de España, sino de diferentes países del mundo, “atraídos por las huellas de Santa Teresa de Jesús”. E incluso, muchos se acercan caminando, “desde Salamanca y desde Ávila, por la ruta de peregrinación teresiana, de la cuna al sepulcro“.
El prior de los Carmelitas descalzos de Salamanca recuerda que además de ganar la indulgencia plenaria, con la confesión y la eucaristía, el peregrino también puede visitar la celda donde murió Santa Teresa de Jesús, u orar ante su sepulcro y sus reliquias, además de visitar el museo Carmus, dedicado a la fundadora del Carmelo, “que es el más importante en todo el mundo, con más de 800 piezas y diez salas, que recogen obras de arte de temática teresiana”.
En la iglesia de las Madres, como popularmente se conoce el templo, celebran cada día el sacramento de la reconciliación, desde las 11:30 a las 12:30 horas, así como la eucaristía del peregrino, a las 12:30 horas, dedicada a Santa Teresa de Jesús, con motivo del Año Jubilar.
El horario de visitas del templo se extiende a gran parte del día, de 10:00 a 14:00 horas, y de 16:00 a 20:00 horas, “para que los visitantes y los peregrinos puedan venir a hacer oración a este templo tan particular, donde se respira la espiritualidad de Santa Teresa de Jesús”.
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