ACTUALIDAD DIOCESANA

05/05/2023

Deber de evangelizar y derecho a ser evangelizado

Las comunidades neocatecumenales inician este domingo, 7 de mayo, una misión urbana en Salamanca para dar testimonio público de la Resurrección de Jesús, como hacían los primeros discípulos. Una iniciativa que llevarán a cabo también los días 14 y 21 de mayo, de 18:00 a 20:00 horas, en la Plaza de los Bandos

 

Toda la misión evangelizadora de la Iglesia nace la experiencia pascual, del acontecimiento de habernos encontrado con la potencia de la Resurrección de Jesús que ha roto todas nuestras esclavitudes al pecado, nos ha sacado de la muerte a la vida, nos ha pasado de la tristeza al gozo, de las
tinieblas a la luz, de vivir para nosotros a poder donar nuestro tiempo, nuestra vida y nuestras mejores energías para el Señor y para la misión que Él nos confía. Solamente si estamos injertados en el Misterio Pascual podemos disponernos para la misión, para la evangelización que como nos recordó el Papa Pablo VI “constituye la misión esencial de la Iglesia; una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hacen cada vez más urgentes. Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda” (cf. EN, n. 14).

Evangelizar es el servicio más grande y noble que los cristianos podemos realizar como expresión de nuestro amor por todos los hombres por los que Cristo ha dado su Vida y, por consiguiente, todos tienen “derecho” a recibir los “frutos” de su Amor redentor. “Proponer a cada hombre -nos recordaba Pablo VI- la verdad evangélica y la salvación ofrecida por Jesucristo, con plena claridad y con absoluto respeto hacia las opciones libres que luego pueda hacer -sin coacciones, solicitaciones menos rectas o estímulos indebidos-, lejos de ser un atentado contra la libertad religiosa, es un homenaje a esta libertad, a la cual se ofrece la elección de un camino que incluso los no creyentes juzgan noble y exaltante. O, ¿puede ser un crimen contra la libertad ajena proclamar con alegría la Buena Nueva conocida gracias a la misericordia del Señor? O, ¿por qué únicamente la mentira y el error, la degradación y la pornografía han de tener derecho a ser propuestas y, por desgracia, incluso impuestas con frecuencia por una propaganda destructiva difundida mediante los medios de comunicación social, por la tolerancia legal, por el miedo de los buenos y la audacia de los malos? Este modo respetuoso de proponer la verdad de Cristo y de su reino, más que un derecho es un deber del evangelizador. Y es a la vez un derecho de sus hermanos recibir a través de él, el anuncio de la Buena Nueva de la salvación. Esta salvación viene realizada por Dios en quien Él lo desea, y por caminos extraordinarios que sólo Él conoce. En realidad, si su Hijo ha venido al mundo ha sido precisamente para revelarnos, mediante su palabra y su vida, los caminos ordinarios de la salvación. Y Él nos ha ordenado transmitir a los demás, con su misma autoridad, esta revelación. No sería inútil que cada cristiano y cada evangelizador examinasen en profundidad, a través de la oración, este pensamiento: los hombres podrán salvarse por otros caminos, gracias a la misericordia de Dios, si nosotros no les anunciamos el Evangelio; pero ¿podremos nosotros salvarnos si por negligencia, por miedo, por vergüenza -lo que San Pablo llamaba avergonzarse del Evangelio-, o por ideas falsas omitimos anunciarlo? Porque eso significaría ser infieles a la llamada de Dios que, a través de los ministros del Evangelio, quiere hacer germinar la semilla; y de nosotros depende el que esa semilla se convierta en árbol y produzca fruto” (cf. EN, n. 80).

Misión urbana

Ponemos, pues, en marcha una MISIÓN URBANA para dar testimonio público de la Resurrección de Jesús. Como venimos haciendo en años anteriores, durante los domingos del tiempo pascual, este año los domingos 7, 14 y 21 de mayo, saldremos a las calles y a las plazas para dar testimonio
“público” de la Resurrección de Jesús como vemos que hacían los primeros discípulos: “Daban testimonio con gran poder de la Resurrección del Señor” (cf. Hch 4, 33) y como nos pide el papa Francisco hoy a los cristianos: Quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera, quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos, las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir, sino salen se convierten en una ONG ¡y la Iglesia no puede ser una ONG!”.

A partir del próximo domingo 7 y los dos siguientes, 14 y 21, de
18:00  a 20:00 horas, nos juntaremos en la Plaza de los Bandos (frente a la fachada de lo que fue el Banco Central) para proclamar “el primer anuncio o
kerygma, que debe ocupar el centro de la actividad evangelizadora y de
todo intento de renovación eclesial. En la boca del catequista vuelva a
resonar siempre el primer anuncio: “JESUCRISTO TE AMA, DIO SU
VIDA PARA SALVARTE, Y AHORA ESTÁ VIVO A TU LADO CADA DÍA, PARA ILUMINARTE, PARA FORTALECERTE, PARA LIBERARTE” (papa Francisco, Evangelii gaudium, 164).

Juan José Calles, párroco de Cristo Rey

 

 

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