05/03/2023
Este domingo la Iglesia celebra el “Día de la Hispanoamérica”, uniendo en todas las misas la colecta y la oración a favor de la acción de los misioneros españoles. En concreto, agradecemos la presencia de los 92 salmantinos que hoy entregan su vida en aquellos países tan lejanos a su propia tierra y familia. ¡Pongamos empeño en la colecta, pero no dejemos de sostener a los misioneros con la oración!
Como testimonio personal, os diré que después de haber vivido 20 años en Chile y en Bolivia, este día me emociona y me lleva a un agradecimiento profundo. Porque, si creo que di lo mejor de mí mismo, lo cierto es que es mucho más lo que recibí… ¡y lo que sigo recibiendo! Y esto lo digo con fuerza especialmente este año. Permitidme, por favor, que os comparta la sorpresa que hace unos días ha provocado en mí una carta inesperada. Dice así:
“¡Paz y bien! ¿Cómo estás? Siento una gran alegría al escribirte estas letras. ¿Me recuerdas? Nos conocimos en Chile, en la Pastoral Universitaria de Valdivia. Allí estudié pedagogía. Más tarde, después de un tiempo de acompañamiento, descubrí que el Señor me llamaba a consagrar mi vida a él, y desde el año 2002 vivo en el monasterio Santa Clara de Pucón. Hoy, como mujer comprometida en Dios, tengo un deseo que abarca muchos otros: ser santuario del Señor, lugar abierto a la gracia, y a la vez puerta abierta por donde ella se dona a los hermanos y hermanas.
Ahora estoy en Madrid, vine a un curso superior de estudios Franciscanos que durará 6 meses. Y pensé que, estando en España, por lo menos debía escribirte. Para mí, continuar viviendo de la mano de Jesús aquellos años en la Pastoral Universitaria fue muy importante. Tu testimonio de hombre comprometido de manera creativa en las cosas de Dios, de la Iglesia y del Reino, entre los jóvenes, para mí fue un gran ejemplo. Por eso, desde el ingreso en el monasterio decidí orar siempre por ti.
Recibe un abrazo de tu hija y hermana en Cristo. Gracias por todo lo que donaste a la Iglesia Valdiviana y a aquel puñado de jóvenes, donde dejaste la huella de tu paternal presencia. Con sincero cariño, hermana Triny”.
Esta carta me ha dejado conmovido… Resulta que anunciar el Evangelio da frutos más allá de lo que imaginamos… Y que es verdad que, al final, nuestra principal misión es predicar con el ejemplo… Y que todas las tierras son sagradas e Hispanoamérica es tierra de Dios… Y que Él tiene una llamada y un camino original para cada persona… Y que todos damos y recibimos, somos evangelizadores y evangelizados … Gracias, hermana Triny, por tu testimonio de fe orante, sosteniendo la entrega de tantos en la Iglesia y en el mundo… Y gracias porque nos haces ver que es posible lo que parecía imposible: ¡hay quien reza por los misioneros toda una vida!
Mariano Montero, sacerdote Adsis, párroco de Santa Marta de Tormes.
ACTUALIDAD DIOCESANA