10/02/2023
SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN
La Diócesis de Salamanca celebrará en todas sus parroquias una jornada de oración y colecta el próximo domingo, 19 de febrero, para ayudar al pueblo de Turquía y Siria, azotado por un terremoto de gran magnitud el pasado 6 de febrero. Según los últimos datos, el seísmo ha provocado más de 21.700 muertos entre ambos países, y cerca de 80.000 heridos.
Se trata de una de las mayores catástrofes registradas en la zona en el último siglo, y se ha decretado el estado de emergencia en las ciudades afectadas, con epicentro en Gaziantep, con un área metropolitana con más de dos millones de habitantes, entre otras del sur de Turquía y el norte de Siria.
Tras el terremoto, se intensificaron las labores de búsqueda y rescate, en mitad de numerosas réplicas y temperaturas gélidas. Y a las pérdidas de vidas también se suman las que han perdido sus hogares.
Por ese motivo, la Diócesis de Salamanca se sumará a la campaña de emergencia que prestará Cáritas Española para esta catástrofe, y la colecta del próximo 19 de febrero se gestionará a través de esta organización de la Iglesia de Salamanca, que ha habilitado varios canales para la realización de donativos, bien por transferencia o por bizum, al número 38119, con el concepto: “Terremoto de Turquía y Siria”.
Por su parte, el obispo de la Diócesis de Salamanca, Mons. José Luis Retana, desde que se produjo el terremoto ha querido expresar su solidaridad y apoyo con los hermanos de Turquía y Siria, “afectados por el devastador terremoto que ha asolado estos países, dejando a su paso miles de fallecidos y heridos, y cuantiosos daños materiales”.
Al respecto, considera que en este momento difícil para ellos, la Iglesia en Salamanca “debe de ser testigo de la compasión y la solidaridad de Cristo, y trabajar juntos para aliviar el sufrimiento y ayudar a reconstruir sus vidas y la de las comunidades afectadas”.
Y siguiendo la indicación del papa Francisco, que ha hecho un llamamiento a la solidaridad en estos territorios, el obispo invita a la comunidad diocesana, “a rezar juntos y a brindar nuestro apoyo, consuelo y esperanza, respondiendo con generosidad a esta llamada”.