ACTUALIDAD DIOCESANA

10/01/2023

El obispo agradece la labor de las Hermanitas de los Pobres, “sembradoras de alegría a los ancianos”

Mons. José Luis Retana ha presidido este martes la misa de acción de gracias por los 150 años de la presencia de esta congregación en Salamanca entregada al servicio de los ancianos pobres. El pastor de la Diócesis ha presentado a su fundadora, Santa Juana Jugan, como modelo para “vivir el mandamiento del amor y las bienaventuranzas hoy”

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

Las Hermanitas de los Pobres están de aniversario, conmemoran 150 años de su llegada a la Diócesis de Salamanca (1872-2022). Y lo han celebrado este martes, 10 de enero, con una eucaristía de acción de gracias en la Catedral Vieja presidida por el obispo, Mons. José Luis Retana y concelebrada por los sacerdotes, Domingo Martín Vicente, José María Yagüe, José Román Flecha, Jesús Vicente, Manuel Muiños, Juan Pedro Melgar, Emilio Vicente y Miguel Ángel González. Una celebración en la que las religiosas han estado acompañadas de los ancianos y enfermos que atienden, así como el personal que trabaja en su hogar, amigos y voluntarios. 

Esta congregación, fundada en 1839 en Saint-Servan (Francia) por Juana Jugan, está dedicada en exclusiva al servicio de los ancianos más necesitados y solos a quienes ofrecen su hospitalidad favoreciendo su desarrollo integral, formando una sola familia al estilo de su fundadora. En la actualidad su obra hospitalaria está establecida en más de treinta países. En Salamanca, las Hermanitas de los Pobres tienen su hogar en la avenida de San Agustín, donde atienden a 70 ancianos.

San Juana Jugan, pobre con los pobres

En su homilía, el pastor de la Diócesis de Salamanca ha recordado la espiritualidad de su fundadora, Santa María  (Juana) de la Cruz Jugan (1792-1879), una mujer que fue “de pobreza en pobreza”, como ha reconocido. Desde su infancia, “conoció la pobreza y la inseguridad”, más tarde, abandonó a los suyos para entregarse “al servicio de los pobres”, donde “conoció mejor a Dios”. Una mujer que tuvo predilección hacia “los seres heridos y solitarios que esperaban su sonrisa y un poco de consuelo“. Su servicio a los más pobres fue más allá, como ha destacado el obispo, con actos decisivos como “darles su cama o mendigar en su nombre, que la hicieron de verdad pobre con los pobres”.

Mons. José Luis Retana ha señalado que Santa Juana de Jugan “estaba convencida de que Dios no abandonaría a sus pobres, a quienes amaba en ella” lo que hizo que viviera “en una total confianza en la providencia de Dios”. Precursora en el campo de la acción apostólica y social “tuvo un sentido humano y evangélico de la ancianidad, que no se limita a su tiempo”, reconocía el prelado.

También ha destacado que esta obra hospitalaria al servicio de los ancianos pobres  “nos invita a considerar el lugar y la misión de los ancianos en nuestra sociedad moderna, su inserción en la familia y en la Iglesia, la aportación única de esta edad, tanto sus riquezas, como sus dificultades”. Su ejemplo invita también “a una actitud esencial de estima, de comprensión mutua, de diálogo, de intercambio y de ayuda, que debe unir a las generaciones”.

Sembradora de alegría

El obispo ha destacado también la actitud de alabanza a Dios de la fundadora de las Hermanitas de los Pobres que “en las contradicciones, en las humillaciones, en el culmen de sus adversidades, siempre iba alabando a Dios“. Una alabanza que para el obispo “tenía sus raíces en su fe” y en la “confianza absoluta en la bondad paternal de Dios“.

Mons. José Luis Retana reconoce que Juana Jugan es “una llamada a vivir el mandamiento del amor y las bienaventuranzas hoy” y que su misión continúa hoy en sus hijas, fieles al carisma de su fundadora.  “Cuando entramos en vuestras casas contemplamos una pulcritud maravillosa, gentes resplandecientes de paz, en las que respiran alegría, con una actitud delicada y atenta para que no pase desapercibida ninguna necesidad”, ha destacado. “Viéndoos a vosotras comprobamos que es posible sembrar alegría en un sector, el de los ancianos, que corre el riesgo de que una tristeza extienda sombrío velo sobre ellos”.

El obispo ha finalizado su homilía dando gracias a Dios por “la humilde hermanita Sor María de la Cruz, que realmente fue un signo de la providencia de Dios en la historia” y a las Hermanitas de los Pobres por continuar su misión “gracias por lo que sois y  por lo que hacéis. Que Dios os bendiga y bendiga vuestro trabajo”.

 

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