ACTUALIDAD DIOCESANA

28/09/2022

El obispo anima al nuevo candidado al diaconado permanente a ser cada día “un hombre eucarístico”

Pepe Sánchez Blanco fue instituido acólito y lector el pasado martes, 27 de septiembre, en la parroquia de San Mateo, en una celebración presidida por Mons. José Luis Retana

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

La comunidad parroquial de San Mateo, en Salamanca, celebró con gozo la institución de acólito y lector de uno de sus miembros, Pepe Sánchez Blanco, nuevo candidato diocesano al diaconado permanente. Una celebración que fue presidida por el obispo de Salamanca, Mons. José Luis Retana, el pasado 27 de septiembre, y en la que Pepe estuvo acompañado de su mujer, Mercedes, familiares y amigos.

En su homilía, el obispo pidió su bendición para continuar con su proceso formativo, “respondiendo a la llamada que Dios te hace”, y que, “con generosidad puedas ejercer los ministerios de lector y acólito en favor de la comunidad y al servicio de la evangelización”.

“El Señor desea hacer contigo una alianza nueva”, destacó el prelado dirigiéndose hacia el canditado, “para que él sea tu Señor y tú seas enteramente suyo, para que le pertenezcas por entero y le conozcas cada día más”. Mons José Luis Retana le pidió que tras recibir “este valioso ministerio” sea, “la ‘voz’ de aquel que quiere salvar al hombre y grabar el mensaje de salvación en el corazón de cada persona”.

Por ello, le animó a conocer muy bien la Escritura, “aprende a leer los textos según se encuentran en los libros litúrgicos. Nunca te pongas a leer sin antes haber leído, orado y conocido el texto que vas a proclamar a la asamblea sagrada”.

En relación a su labor como acólito, al servicio del altar, el pastor diocesano le animó a aprender “el arte de celebrar”. “Tu ministerio será fecundo cuando gustes contemplar de cerca el misterio que se hace sacramento, la Palabra que se hace Carne, el culto público que se hace perfecta oblación. Gusta y ama preparar las celebraciones litúrgicas”, le indicó.

El obispo también subrayó que en el camino de la vocación, “la Cruz no puede ser una realidad ajena al proceso de discernimiento vocacional que cada uno vive, pues quien se siente llamado por Dios al Diaconado Permanente, deberá amar y abrazar la cruz al grado de estar dispuesto a hacerla suya, con todo lo que esto conlleva e implica”. Por eso, le pidió, “no dudes abrazarte a la cruz hasta el sacrificio de tu propia vida”, y le animó a acoger los dos ministerios (de lector y de acólito) “con alegría y con responsabilidad”.

Durante la celebración, el obispo le entregó la Sagrada Escritura, con la que proclamará la Palabra de Dios en la asamblea litúrgica, educará en la fe y preparará para recibir los sacramentos a los niños y a los adultos y anunciará el mensaje de la salvación a quienes aún lo desconocen. También le entregó el cáliz y la patena, para su participación en la eucaristía. De esta forma, se le confía la misión de “ayudar a los presbíteros y diáconos en su ministerio y distribuir, como ministro extraordinario de la comunión, la sagrada comunión a los fieles, incluso a los enfermos”, como recordó Mons. José Luis Retana. Al tiempo que le animó a “ser cada día hombre eucarístico”.

 

 

 

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