ACTUALIDAD DIOCESANA

12/08/2022

“En la PEJ, Jesús ha tocado el corazón de los jóvenes”

El responsable de la Pastoral Juvenil de Salamanca, el sacerdote, Andrés González Buenadicha, hace balance de lo vivido y sentido durante las cinco jornadas de la Peregrinación Europea de Jóvenes de Santiago

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

La Peregrinación Europea de Jóvenes (PEJ) es el encuentro en el que jóvenes de todo el continente europeo, en esta ocasión unos 12.000, acuden peregrinando a la tumba del apóstol Santiago en Santiago de Compostela, con ocasión del Año Santo que ha prorrogado el papa Francisco hasta 2022 por la pandemia.

Los sacerdotes Ricardo de Luis, José Ángel Ávila y Andrés González.

La PEJ ha tenido lugar entre el 3 y el 7 de agosto, y la Diócesis de Salamanca estaba representada por un grupo de 58 jóvenes, junto a sus responsables y cuatro sacerdotes. Días antes de la llegada a Santiago, se realizó el Camino de Santiago entre Vigo y Santiago, junto a las diócesis de Castilla y León y Santander, en un total de seis etapas, por el camino portugués y su variante espiritual.

El delegado de Pastoral Juvenil de la Diócesis de Salamanca, el sacerdote Andrés González Buenadicha, hace un balance “muy positivo”  de lo vivido estos días en ambas experiencias, “en lo físico, en lo mental y en lo espiritual”. Este responsable segura que también ha sido un encuentro “con Jesús y con la Iglesia”, así como con los demás.

Una preparación previa

Este presbítero cree que el camino previo preparó a los jóvenes para lo que iban a vivir en la PEJ, “con una dimensión más formativa”. Asimismo, considera que en Santiago, los jóvenes de Salamanca se fueron contagiando con el entusiasmo que se respiraba por las calles durante todo el día. Andrés González considera que este encuentro ha sido previo a la JMJ de Lisboa de 2023, “la oportunidad de descubrir a una Iglesia joven, y a un Jesús con esa mirada, que te habla al corazón”.

La parroquia donde tenía lugar las catequesis de la mañana y la eucaristía.

Durante los días posteriores a la PEJ, el delegado de Pastoral Juvenil ha visto como el Señor ha tocado el corazón de estos jóvenes peregrinos, “han quedado enganchados”. Y ya en el viaje de vuelta, la delegación de Salamanca asegura que había sido “un crecimiento en la fe”, y que en cierta forma habían crecido personalmente y se habían conocido un poco más.

Amplio programa y espacios

La Peregrinación Europea de Jóvenes arrancó el 3 de agosto con un acto de acogida y bienvenida en la plaza del Obradorio. Según relata el dominico y delegado de Pastoral Universitaria de Salamanca, Ricardo de Luis Carballada, integrante de la delegación de la Diócesis de Salamanca, la ceremonia de inauguración tuvo algún retraso, “pero hubo saludos y canto, con una imagen del apóstol que descendió de la Catedral a la plaza”. El arzobispo de Santiago, Mons. Julián Barrios fue el encargado de saludar a los jóvenes allí congregados.

Una de las dinámicas realizadas en la PEJ.

Después, desde el jueves al sábado, los asistentes tuvieron diversas propuestas en espacios diferentes de la ciudad, adaptado tanto para los mayores de edad como para los menores. Los jóvenes tenían entre 15 y 35 años.

Por las mañanas, se impartía catequesis en la parroquia de san Fernando, próxima al colegio San José de Cluny donde dormían los salmantinos. La primera fue impartida por el arzobispo de Valladolid, Mons. Luis Argüello, quien les mostró la función del Espíritu Santo en la vida cristiana. “Tras la catequesis teníamos diálogo en grupos, preguntas o algún testimonio”, detalla Ricardo de Luis. La segunda, el viernes, 5 de agosto, fue a cargo del arzobispo de Burgos, Mons. Mario Iceta, quien recordó que el ser humano, “tiene sed de Dios, y recurría a los verbos de la parábola del Buen Samaritano (acercarse, ver, compadecerse, esperar, curar, cargar, llevar…), para indicar lo que Dios hace con nosotros para darnos más vida”.

El último día de catequesis contaron con el arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz, “comentando el encuentro con una joven en un hospital, para decirnos que Dios nos ama”.

Tardes de talleres

Las tardes se destinaban a los talleres e iniciativas más lúdicas, como precisa Ricardo de Luis, contaban con más de 100 actividades, de espiritualidad, de pastoral, de cultura o de ecología, entre otros.

Y las noches, se realizaban espectáculos o conciertos de música. Entre los grupos cristianos que vieron estaban el rapero Grillex, el Dj Abrahma, Gerson Pérez, Paola Pablo o Hakuna group.

Jóvenes de Salamanca, en el Pórtico de la vocación.

En esta edición de la PEJ contaban con varios espacios específicos, como por ejemplo, “El abrazo del amor”, para celebrar el sacramento de la Reconciliación, junto a la parroquia de San Fructuoso. O una de las principales novedades, “Pórtico de la vocación“, donde podían profundizar el discernimiento vocacional. En ese lugar realizaban una dinámica que les hacía pensar sobre el aislamiento y la necesidad de contacto, “y proyectaban un vídeo donde nos invitaban a ser testigos del Señor”. Para terminar esta sesión, los participantes rezaban ante el Santísimo en una capilla del seminario.

Dos actos centrales

Los actos centrales y con participación de todos fueron la vigilia de oración el sábado por la noche, y la eucaristía del domingo, celebradas ambas en el Monte del Gozo al aire libre.

Jóvenes de la diócesis, antes de la vigilia.

La vigilia tuvo lugar donde en 1989 se celebró la Jornada Mundial de la Juventud, con la presencia aquel entonces de san Juan Pablo II. Como describe De Luis Carballada, “comenzó con la liturgia de la palabra y las palabras del delegado del papa, el obispo emérito de Fátima, el cardenal Antonio Augusto dos Santos”. Además, escucharon los testimonios de una joven religiosa y el de un joven al que la fe le ayudó a superar la adición a la droga. Terminaron con un rato de oración al Santísimo.

La eucaristía del domingo fue presidida por el enviado especial del papa Francisco, Card. Antonio Augusto dos Santos Marto, y concelebrada por 55 obispos de España, Portugal e Italia, además de por cerca de cuatrocientos sacerdotes, cuatro de ellos de Salamanca.

Un momento de la eucaristía de clausura.

“El ambiente era de vivencia cristiana, fraternidad y sentido eclesial”, apuntaba el dominico. Para él, han sido días intensos, “de mucha fraternidad, en condiciones de vida duras por las caminatas, las dormidas en el suelo, las colas en los baños… pero no recuerdo en todo este tiempo una mala cara, una mala palabra, un mal gesto… todo era alegría, palabras amables, de preocupación por el otros”.

Ricardo de Luis cree que la fe hace posible todo esto, “cambia nuestro corazón y nuestras actitudes, nos hace personas nuevas”.

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