ACTUALIDAD DIOCESANA

27/05/2022

La asamblea final del Sínodo apuesta por una Iglesia “en estado de misión permanente”

El documento final, que recoge las síntesis de los 130 grupos sinodales, ha sido enviado a la Conferencia Episcopal para el trabajo a nivel nacional del próximo 11 de junio, donde acudirá una representación de la Diócesis de Salamanca

 

SERVICIO DIOCESANO DE COMUNICACIÓN

En un documento de 10 páginas, se recoge el trabajo final de reflexión, diálogo y escucha de los 130 grupos sinodales que durante los últimos meses se han reunido en diferentes puntos de la Diócesis de Salamanca, tanto de la capital como en el medio rural.

La fase diocesana del Sínodo tenía como meta aunar las opiniones a cerca de la Iglesia tanto de su comunidad diocesana como de los que se sienten fuera de ella. Para eso, desde la Comisión sinodal se creó un cuestionario para los alejados, en el que han participado cerca de medio centenar de personas. Unidas todas las reflexiones, el pasado domingo, 22 de mayo, se celebró la asamblea final de esta fase, a la que estaban llamados a participar todos los integrantes de los grupos.

El encuentro tuvo lugar en el auditorio de Calatrava, y asistieron cerca de 200 personas. El responsable sinodal de la Diócesis de Salamanca, el vicario de Pastoral, Policarpo Díaz, define la asamblea como una jornada de convivencia, “de oración, de reírnos, de compartir, de hablar, de debatir…”.

Un camino juntos

Antes de comenzar, se rezó la oración oficial del Sínodo, “Adsumus”, y el obispo, Mons. José Luis Retana, realizó una introducción tras el saludo inicial. En ella, el prelado reconocía que era consciente que el momento quizás no era el más propicio “para que fuéramos más”, pero agradece el gozo “de juntarse”. En sus palabras también quiso recordar que la Iglesia no es otra cosa que caminar juntos por la grey de Dios, “por los senderos de la historia que sale al encuentro del Señor”.

El obispo, Mons. José Luis Retana, durante su intervención en la asamblea.

Además, tiene la impresión de que la gran crisis de compromiso misionero, “se trata de una crisis de comunión, de la experiencia de la comunión de Cristo, y corremos el riesgo de desperdiciar la gracia de este tiempo si no comprendemos cuál es la conversión a la comunión”.

Y tras dar a conocer algunos datos de la fase del Sínodo, en concreto, de participación y del perfil de los integrantes de los grupos, se repartió el documento de 10 folios que ha elaborado la Comisión diocesana con las síntesis recibidas de los grupos, que como describe Policarpo Díaz, “hemos descubierto una riqueza impresionante y hemos visto que de verdad está ahí el Espíritu, y que en esta Iglesia diocesana, el Espíritu va a tener una misma melodía, una música que nos va calentando el corazón”.

Tres bloques de trabajo

Dentro del auditorio, los participantes de cada zona leía y trabajaba en uno de los tres bloques de ese documento final: el A, introducción: relectura de la experiencia sinodal; el B, discernimiento de las contribuciones recibidas, y el C, conclusiones. Por otra parte, han incluido una nota final sobre la participación de personas alejadas de la Iglesia. “Les pedimos que hicieran un ‘cuchicheo’ con el que tenían al lado, en un clima de diálogo muy bonito, y después, tuvo lugar la puesta en común en alto y por turnos de palabra”, indicó el responsable sinodal.

Al respecto, Policarpo Díaz resaltó que han intervenido muchas personas, “que han compartido las carencias del documento o los aspectos que querían subrayar”. Para el vicario de Pastoral, “ha sido un momento precioso, lo mejor de la tarde, porque era justamente lo que queríamos, el momento del discernimiento comunitario, del que han tomado nota los integrantes de la Comisión diocesana para incluirlo en el envío a la Conferencia Episcopal”.

En las intervenciones, una representante del Movimiento Teresiano, advirtió del hecho de que las mujeres estén menos valoradas en la Iglesia, “y tenemos muchas menos posibilidades”. Otra de las asistentes reclamó una catequesis infantil, “en condiciones, y otra juvenil, o de comunión”. Ella considera que es de vital importancia cuidar la transmisión de la fe, “y quizás no hemos sabido hacerlo”.

Luces evangélicas

En cuanto al documento definitivo, que se puede descargar en este enlace, en el bloque de la introducción, con la relectura de la experiencia sinodal, recuerdan que la comunidad tiene la experiencia reciente de la Asamblea diocesana. Califican el camino de estos meses, de “sencillo y discreto”, pero subrayan “las luces evangélicas, con un trabajo serio, concienzudo y constante de varios cientos de cristianos”.

En cuanto a la parte del discernimiento de las contribuciones recogidas, se dividen las conclusiones de las síntesis a su vez en alegrías (luces) y heridas (sombras). De las primeras, en el documento mencionan la luz de la eucaristía, y sacramentos como el Bautismo o la Confirmación. Asimismo, los grupos sinodales han mencionado la importancia de la comunidad parroquial, y de forma especial, y por parte de una gran mayoría, “la atención y sanación a los más pobres y necesitados“. Entre sus luces, destacan la importancia de la Iglesia, “como portadora de valores“.

Respecto a las heridas, se unen para denunciar el mal ejemplo de algunos sacerdotes en referencia a los abusos (pederastia), “entre otros escándalos no resueltos”. En otro aspecto que coinciden es el hecho de la escasa escucha y atención a colectivos como divorciados, homosexuales, lesbianas o víctimas de abusos de violencia de género, entre otros.

El papel de los laicos

Entre las sombras, confirman la falta de personas que motiven, “sobre todo en la jerarquía, que toquen y palpen la calle, que sean más cercanos al Pueblo de Dios, más abiertos y transparentes”. Otro aspecto es que consideran que no se está valorando lo suficiente a los laicos, “sobre todo a la mujer, en todos los ámbitos de la Iglesia”.

Entre las preocupaciones, señalan la ausencia de jóvenes, o el envejecimiento y despoblación de los pueblos, “sin celebraciones y presencia de sacerdotes, que provoca falta de ilusión y poca esperanza”. Matizan que la eucaristía, “no atrae”, y creen que muchas homilías, “son monólogos poco atractivos, poco claros y que no llegan ni dicen nada”.

Destacar también entre las heridas, “la necesidad de salir de la burbuja espiritual y salir a la misión para encontrarnos con la vida y el sufrimiento de las personas”.

Otro de los apartados de este documento, que se unirá al del resto de las diócesis españoles para llegar a Roma, son las propuestas de cambio o conversión, tanto personal como institucional. Entre ellas, continuar con la renovación de la pastoral de la iniciación cristiana, así como apostar por una pastoral de la infancia, adolescencia y juventud. En este apartado también se pide una revisión de los lenguajes en la eucaristía, “que no son cercanos a la sensibilidad de la gente.

Una Iglesia de todos

En el ámbito más como institución, en este Sínodo se pide una Iglesia, “sencilla, comunitaria, acogedora, una casa de puertas abiertas para todos, menos clerical”. Piden una Iglesia “más sinodal”, que trabaje con consejos, en equipos, cabildos…, “teniendo en cuenta las opiniones y visiones de todos”. Otro de las propuestas va encaminada a que la Iglesia sea más ecuménica.

Este documento incluye un anexo sobre la participación de personas alejadas de la Iglesia y que sin estar integradas en un grupo sinodal, han manifestado su opinión a través de un cuestionario. “Algunos echan en falta en la Iglesia la coherencia entre su discurso y sus acciones“, apuntan, e invitan al diálogo interreligioso e intercultural, y buscar sinergias con otros grupos que busquen fines parecidos.

Otra de las sugerencias es que la Iglesia “debe soñar y arriesgar“, y que no juzgue ni condene, “que acoge a todos con misericordia, sin ninguna superioridad, fomentando el diálogo”. Y a modo de conclusiones finales, se incluyen nueve puntos, centrados en llevar a la práctica la Asamblea diocesana; crear consejos pastorales y económicos en todas las parroquias, así como fomentar los encuentros de fieles, entre otros aspectos.

Testimonios sinodales

Para cerrar la asamblea tuvo lugar una celebración en la capilla mayor de la Casa de la Iglesia, donde compartieron su testimonio del Sínodo un sacerdote, una religiosa y un laico. El presbítero, Juanjo Calles, ha participado en un total de cinco grupos sinodales, entre los que quiso resaltar los de Valdelosa y Topas, “por su sencillez y aportaciones, siempre desde la esperanza”. Y agradece a todos los integrantes de sus grupos, “por su rostro, su presencia, somos una Iglesia anciana, femenina, misionera, abierta a las situaciones de precariedad que hemos experimentado en la pandemia”.

La carmelita vedruna, Concha Calleja, resaltó algunas palabras vinculadas a la sinodalidad, como la escucha, “que dignifica, el diálogo, no de sermones, crear condiciones para el encuentro”. También habló del discernimiento, “porque no se trata de hablar por hablar, sino de profundizar en lo que vivimos hasta descubrir las señales que nos indica el camino”.

Por último, Luis Pérez, coordinador del grupo sinodal de Nuevo Naharros, reconoció que el Sínodo ha sido una oportunidad para poder examinar, “quienes somos de la Iglesia”, en cuestiones como, “¿qué hace?”. En este proceso, en su grupo han sido conscientes de que hay mucha gente anónima con diversas cualidades, “que podrían aportar y mucho”. Además, se han dado cuenta de que a pesar de los obstáculos y contratiempos, “merece la pena seguir”.

La celebración concluyó con el reparto símbolico de unas velas y un sencillo gesto que consistía en cargar con una bolsa que contenía todas las carpetas con las síntesis de la fase diocesana del Sínodo.

Asamblea del 11 de junio

Tras una revisión final con las propuestas recogidas en la asamblea, la Comisión del Sínodo envió el documento de 10 folios a la Conferencia Episcopal. La Diócesis de Salamanca estará representada por cuatro laicos en la asamblea que tendrá lugar en Madrid, el próximo 11 de junio y donde estarán presentes el obispo de Salamanca, Mons. José Luis Retana, y el responsable sinodal, Policarpo Díaz.

Luis Pérez ofrece su testimonio sinodal.

 

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SÍNTESIS FINAL. SÍNODO DE LA DIÓCESIS DE SALAMANCA

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