22/12/2020
El sábado, 17 de octubre del 2020, a los 83 años de edad, falleció en su domicilio el sacerdote diocesano D. Manuel Hernández Clavero. El domingo 18 en la que fue su parroquia de Sancti Spiritus, con un aforo reducido por la pandemia, celebramos la despedida de sus restos mortales en la misa funeral presidida por el nuevo párroco D. Gonzalo Escamilla, que la primera visita al ser nombrado párroco fue a D. Manuel, según nos confesó a algunos compañeros, que le visitamos ocho días antes de su muerte, le llenó de gran alegría y paz.
Nació en Parada de Rubiales, pueblo con el que, mientras pudo siguió vinculado. Pregonero de sus fiestas en agosto de 2008. Ingresó en el Seminario diocesano de Calatrava cursando los 5 años del menor. Pasando a la Universidad Pontificia: cuatro años de Filosofía, con el grado de bachiller y cuatro de Teología, con la licenciatura en dicha Universidad Pontificia.
Fue ordenado sacerdote el día 29 de marzo de 1964 por el Obispo Fr. Francisco Barbado Viejo en la Catedral Nueva, domingo de Pascua.
Su vida pastoral ha estado ligada a la Parroquia de Sancti-Spiritus, primero como vicario, y a la muerte de D. Juan Pedro Navarro como párroco hasta su jubilación en el año 2012.
Todas las puertas, piedras, ventanas, árboles de la huerta y, por supuesto, la comunidad hablan de su labor en la parroquia de Sancti-Spiritus, hombre de carácter fuerte, abierto, muy sensible y entregado a la causa del reino.
Los que le tratamos muy de cerca destacamos que su gran humanidad era jovial, acogedora, cercana y abierta. Fácilmente conectaba y enganchaba con cualquier persona que entrara en relación con él; infundiendo siempre confianza al actuar con naturalidad, espontaneidad y cordialidad, facilitando a veces con un poco de socarronería, un diálogo sincero, sin complicaciones y distendido que abría las puertas a una relación de amistad.
Se podría escribir un libro sobre sus muchas anécdotas en la labor pastoral y relaciones en los grupos de sacerdotes y amigos. Como le ocurrió, fue muy comentado, cuando aquellos novios que se pasaron del tiempo convenido a la hora de la boda tuvieron que esperar el tiempo que él les esperó.
Jubilado, una temporada estuvo celebrando la misa diaria en la parroquia de San Sebastián. Aspecto a destacar, en la última etapa de su vida la aceptación sincera y confiada de la situación física, al verse limitado en su falta de visión, llenando el tiempo en la reflexión, el compartir la Eucaristía con los PP. Jesuitas a los que estuvo inmensamente agradecido por su acogida fraternal y de amistad. No en vano siempre sacerdotes jesuitas colaboraron en la parroquia de Sancti-Spiritus durante los años que fue párroco.
Manolo siempre estuvo atento a los acontecimientos diocesanos y de la Iglesia, escuchando por radio Cope y Radio María los programas y acontecimientos eclesiales. A través de sus emisiones rezaba las Horas, el santo Rosario, escuchaba charlas, meditaciones, retiros que nos comentaba cuando le visitábamos.
Vivió en su domicilio particular de Paseo Canalejas, bajo la atención de su hermanos Aurea y Aniano, donde falleció.
Descanse en paz este luchador por el reino.
Fdo.:
Miguel Ruano Vacas