ACTUALIDAD DIOCESANA

21/10/2020

“La Catedral es un lugar de encuentro, la parroquia de las parroquias”

El sacerdote Jorge García tomó posesión como nuevo canónigo el pasado 11 de octubre, como un reto que afronta “como un servicio más a la Diócesis de Salamanca”

 

Jorge García es párroco de Jesús Obrero, en el barrio de Pizarrales de Salamanca, desde hace once años, donde su ministerio presbiteral ha estado marcado por estar a pie de calle, junto a las familias más desfavorecidas. Su vocación social creció durante su responsabilidad como delegado diocesano de Cáritas de Salamanca durante una década.

El pasado 11 de octubre, este sacerdote diocesano, natural de La Lurda, tomó posesión como nuevo canónigo de la Catedral, rodeado de los más cercanos, debido a las nuevas restricciones fijadas para combatir la actual pandemia.

Su vocación sacerdotal está unida a la Marcha Teresiana de Alba de Tormes, localidad donde vivió durante su adolescencia. “Tuve como director espiritual y vocacional a mi párroco de entonces, el actual vicario general, Florentino Gutiérrez”, subraya. Después ingresó en el Seminario y años más tarde, ordenado sacerdote en la Catedral Vieja, “con la presencia de dos obispos: don Mauro y don Braulio”.

¿Qué supone este nombramiento como canónigo?

Un servicio más a la Diócesis de Salamanca, porque cuando te llama el obispo, uno piensa que te van a cambiar de parroquia u otro cargo en la curia, pero nunca pensé que lo que me fuera a decir es que iba a ser canónigo de la Catedral. Son cargos que uno ni se espera ni lo sueña, por lo menos en mi persona. Y cuando me lo dijo por teléfono, le dije que lo pensaría. Luego lo piensas y ves que es un servicio más a la Diócesis, y que de alguna manera es un honor poder representar y trabajar en esta Catedral de Salamanca, y al final, por no tener motivos en contra para la obediencia, dices que sí.

¿Qué cree que puede aportar?

Puedo aportar lo que soy, es decir, me considero una persona dialogante y de consenso, que eso para un colegio de personas es muy importante (en este caso el Cabildo). Creo también que a mí se me eligió por una cuestión fundamental, que es mi relación con los pobres y mi trabajo con Cáritas, y es verdad que la Catedral de Salamanca, como todas las catedrales en tiempos pasados, era un lugar importante para los pobres, y me parece que esa dimensión de la lucha por los pobres, de trabajar junto a la Pastoral Social y junto a Cáritas, también desde la Catedral se tiene que hacer.

Y, además, me parece que también se puede ir abriendo esta Catedral a todos los movimientos laicales que tenemos en la Diócesis. Quizás el templo está más preparado para las liturgias solemnes, pero habrá que buscar espacios en la Catedral donde nos podamos abrir, y este espacio se convierta en una gran tienda del encuentro, que de alguna manera es lo que nos pide el Papa Francisco.

¿Qué ofrece la Catedral a la Diócesis de Salamanca y a su comunidad?

La Catedral es el lugar del encuentro, la parroquia de las parroquias, porque es donde está la cátedra del obispo. Todas las parroquias en las comunidades distintas de la Diócesis es como si fuera la Catedral en esa comunidad cristiana concreta, y este lugar aglutina a todas esas parroquias. Por tanto, la Catedral acoge las grandes solemnidades de la Iglesia diocesana, que es como si lo estuviéramos celebrando cada uno en su parroquia. Recuerdo la misa Crismal, donde luego en cada comunidad cristiana, esos óleos que se bendicen es lo que nos da la fortaleza en los sacramentos, como el Bautismo, la Confirmación, la Unción de Enfermos… ese papel lo juega y lo tiene. Es verdad que igual hay que ir rescatando la importancia de la Catedral. Hay movimientos que no están incorporados a ninguna parroquia, y a lo mejor, su lugar para vincularse a la Diócesis tiene que ser la parroquia de las parroquias: la Catedral. Ese papel siempre lo ha tenido y es el que tiene que jugar la Catedral en la diócesis.

¿Qué momentos especiales como sacerdote ha vivido en la Catedral?

Fui ordenado en la Catedral Vieja con Miguel Yuste, porque la de diácono fue en Alba de Tormes. En la de sacerdote estuvieron dos obispos: don Mauro y don Braulio, porque el primero vivía todavía y tenia relación con él desde el Seminario, aunque ya estaba jubilado. Y para nosotros, los sacerdotes, es muy importante la misa Crismal, y estamos todos los que podemos, los que no están enfermos. ¿Y por qué es importante para nosotros? Porque ahí renovamos nuestras promesas sacerdotales, y cada año, en esa misa, nosotros renovamos lo que un día hicimos definitivamente ante el obispo.

Esa misa tiene un significado especial, al menos para mí, y es muy hermoso celebrarla en la Catedral Vieja, porque es un lugar donde te da para el recogimiento, la oración y la celebración. Y luego recuerdo con mucha alegría lo que fueron todos esos eventos de la Jornada Mundial de la Juventud, y aquí celebramos las vísperas, la celebración de la Palabra, una eucaristía…

 

Los canónigos de la Catedral, junto al deán, en la toma de posesión de Jorge García.

Esta nueva responsabilidad se suma a la de la parroquia de Jesús Obrero…

Este nombramiento ha llegado en medio de esta pandemia, y me ha sorprendido la reacción de la gente sencilla y del pueblo, porque la gente se ha puesto casi más contenta que yo porque soy canónigo de la Catedral. Y en la parroquia es donde viene la confusión sobre si me voy, pero ya les digo que no, que me quedo, y lo único que tenemos que compaginar es el trabajo en los dos sitios, y no es complicado, porque la vida de las parroquias sobre todo es por las tardes, cuando la gente ya no trabaja, y es cuando se reúnen los grupos. Y la actividad en la Catedral es más de mañana. Yo creo que se puede compaginar bien, y tengo la suerte de que solo tengo una iglesia, que es la más grande de Salamanca y eso es más fácil.

¿Cómo ha vivido esta pandemia durante estos meses?

Hemos vivido unos momentos duros y difíciles, y que jamás sospechábamos que íbamos a vivir. Pensar que hemos cerrado las iglesias, que en todo lo que llevo de mi existencia, 51 años, jamás he visto esto, e incluso, cuando decían que nos confinaban, nunca pensé que la iglesia cerraba, la física claro. Y el cierre simbólico ha supuesto que la Iglesia, de alguna manera, se situara detrás de la gente, a caminar en su sufrimiento.

Cuando tuvimos que cerrar la iglesia, a mi parroquia la comenté que se cerraba el culto, pero que Cáritas permanecía abierta. Y a los que cuidaban a los enfermos, que se haría por teléfono, pero la actividad se tenía que mantener, y así se hizo durante el confinamiento y hasta abrir las puertas al culto de nuevo. Pero es verdad que ahora, la labor en las iglesias hay que tener mucho respeto. La catequesis no ha empezado porque está mal el barrio de datos de covid.

¿Y todo esto qué nos dice? Es una desgracia tremenda, pero también nos abre a otras posibilidades, y quizás, el cerrar las puertas nos tenemos que preguntar cómo debe de abrirse esta Iglesia al mundo, de una manera nueva, conservar su tradición y responder a las realidades del mundo de hoy.

A lo mejor no es tan malo tener que haber cerrado para abrir y situarnos en el mundo dando esperanza a la realidad que nos toca vivir hoy. Hay que aprovechar estas crisis y empezar ensayo error, y ver otras nuevas posibilidades. Y desde lo fundamental de la Iglesia, que es la oración y lo que tiene que ver con el culto, la escucha de la Palabra y con la eucaristía, que es la caridad, se abren campos nuevos para evangelizar.

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