ACTUALIDAD DIOCESANA

04/06/2020

Celebración de “Jesucristo, Sumo y eterno sacerdote”

El jueves posterior a Pentecostés se celebra la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote para recordar la santidad y la belleza del sacerdocio de Jesucristo, “ejemplo para todos los presbíteros”

 

Este jueves, 4 de junio, se celebra la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, y en esta ocasión el clero diocesano no ha podido concelebrarla junto al obispo y pastor de la Diócesis de Salamanca, Carlos López, debido a la pandemia y alerta sanitaria por la que atraviesa España en este momento. La celebración de cada año tiene lugar en la capilla del Monasterio de Santa María de la Vega, de las religiosas Oblatas de Cristo Sacerdote, ubicado en la avenida de los Maristas.

Este año el prelado presidirá la eucaristía de forma privada junto a las hermanas Oblatas, y éstas han invitado a los presbíteros diocesanos a que lo celebren de forma privada y unidos a esta intención.

Así lo ha recordado también el delegado diocesano para el Clero, Domingo Martín Vicente, en una carta que ha hecho llegar a todos los sacerdotes en este día. “Este año no podemos celebrar presencialmente con las M.M. Oblatas esta fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote como es tradicional entre nosotros, pero no por ello nos vamos a privar de celebrarla desde nos sea posible, con gran fervor y agradecimiento al Señor por nuestra consagración  al ministerio ordenado”, precisa.

En la misiva, Domingo Martín invita a  los sacerdotes a elevar al Padre “una oración de agradecimiento por el carisma de las Oblatas”,  religiosas entregadas a la oración y al sacrificio por la santificación de los sacerdotes; y a pedir también en ella para que llegue a término el proceso de la beatificación de sus fundadores: D. José María García la Higuera y de M. María del Carmen Hidalgo. “Que la invitación de San Pablo a Timoteo resuene en nuestro corazón: “Reaviva el don de Dios que hay en tí por la imposición de mis manos ( 2. Tim  1,6)”, señala el responsable de esta delegación diocesana.

Por su parte, las religiosas Oblatas de Cristo Sacerdote manifiestan su gratitud al clero diocesano por las muestras “de cariño y cercanía”, y que están recibiendo a través de correos electrónicos y llamadas telefónicas, “por no poder reunirse como otros años para concelebrar la fiesta”. Esta es la primera vez que la eucaristía en la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote tiene que celebrarse a puerta cerrada, por “precaución” como indica la Madre Adoración, superiora del monasterio.  “Sentimos esta celebración así, y es una delicia saber que los sacerdotes responden con esa cercanía a nuestra entrega”.

Recuerdo agradecido a la Madre Pilar Adámez

En este día son muchos los sacerdotes que recordarán y darán gracias a Dios por la vida de la  Madre Pilar Adámez Díaz, religiosa Oblata de Cristo Sacerdote que falleció el pasado 28 de abril en Huelva, a los 80 años edad, y 60 de ellos en clausura, víctima del coronavirus, y que desde 1987 hasta 1993 fue superiora del Monasterio de Santa María de la Vega de Salamanca.

Posteriormente, fue nombrada maestra de novicias y durante doce años fue superiora general de la Congregación. En la actualidadm era la superiora del Monasterio de Santa María de la Cinta, en Huelva. La Madre Pilar era muy querida por los sacerdotes y terminó sus días ofreciendo su vida  por ellos, repitiendo: “Todo pro eist et pro ecclesia”, (todo por ellos y por la Iglesia), una expresión propia de las Oblatas y que hace referencia a su carisma de oración por la santificación de los sacerdotes.

Su último testimonio en vida fue el mensaje de sms que escribió en su lecho de muerte a su comunidad: “Gracias mi Dios por unirme tan profundamente al dolor puro de tu entrega en la cruz”. La Madre Teresa O.C.S., superiora de la congregación, en una carta dirigida a los sacerdotes informándoles de su fallecimiento, solicitaba la oración por su alma y afirmaba: “Creo que tenemos una intercesora en el cielo. Ella ha consumado ya su oblación en Cristo y ahora intercede por todos nosotros desde el cielo”.

Orígenes de la festividad

José María García Lahiguera, fundador de las Hermanas Oblatas, junto a la Madre Mª Carmen Hidalgo de Caviedes, promovieron esta festividad que ya comenzó en la propia fundación, para que fuera una fiesta para toda la Iglesia. La Congregación de Oblatas de Cristo Sacerdote empezó a trabajar en la elaboración de los textos eucológicos de la fiesta, que fueron aprobados para su uso el 21 de diciembre de 1971 por la Congregación para el Culto Divino. En 1972, la Conferencia Episcopal Española estableció la fiesta de Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote en el calendario de nuestro país, festividad que se celebra el jueves posterior a la solemnidad de Pentecostés.

Oración por los sacerdotes

Oh Jesús, Eterno Sacerdote!
guarda a tus sacerdotes al
abrigo de tu Corazón.
Guarda sin manchas
sus manos consagradas
que diariamente tocan
tu santo Cuerpo,
y limpios sus labios
teñidos con tu preciosa Sangre.

Guarda puros sus corazones,
marcados con el sello sublime
del Sacerdocio, y no permitas
que el espíritu del mundo
los contamine.

Aumenta el número de tus apóstoles,
que tu santo Amor
los proteja de todo peligro.
Bendice sus trabajos
y que el fruto de sus desvelos
sea la salvación de muchas
almas, que serán su consuelo
aquí y su corona eterna.
Amén.

 

 

 

¿Te gustó este artículo? Compártelo
VOLVER
Actualidad Diocesana



Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies