ACTUALIDAD DIOCESANA

01/03/2020

“Refugiados sin refugio”: Un canto a la dignidad humana

Una veintena de personas promueven esta iniciativa enmarcada en un recital donde se sensibiliza de la situación de los campos de refugiados

En Grecia, más de 70.000 personas viven en cerca de treinta campos de refugiados, 35.000 en las islas más orientales, como Lesbos. A eso se suma que miles de personas viven en la calle. Ferchu de Castro ha sido testigo de ello durante los últimos cuatro años gracias a su labor de voluntario en el país, en diferentes puntos del mismo, con diferentes realidades. Es uno de los integrantes del equipo que ha puesto en marcha la iniciativa “Refugiados sin refugio”, que, a través de un formato de recital, con texto y música, tratan de denunciar y sensibilizar a la sociedad salmantina sobre la situación de las personas que viven en los campos de refugiados.

Hasta el momento, han puesto en escena su trabajo en varias parroquias de la capital, como el Milagro de San José, San Juan de Mata o San Sebastián; y el vicario de Pastoral, Policarpo Díaz, ha invitado a través de una carta a los sacerdotes, a que acojan esta iniciativa en sus templos. Este responsable lo define como “un potente instrumento de sensibilización y de reflexión, para hacer un poco de contrapeso a tanto racismo, intolerancia y xenofobia como se cuela y se filtra”.

Marcelino Orgaz es otro de los integrantes del equipo, formado por personas de entre 14 y 64 años, que participan en la escenografía, leyendo texto, tocando instrumentos o cantando, entre otras tareas. “El objetivo principal es concienciar, sensibilizar y denunciar lo que está pasando, y como creyentes tenemos la obligación de cambiar esa situación”, argumenta. Para los impulsores de esta iniciativa, esa situación es mal llamada “crisis humanitaria”, porque creen que se trata de “una crisis de valores”.

Uno de los primeros recuerdos de Ferchu de Castro en Grecia es en el puerto de Tesalónica, junto a una comunidad de 350 personas llegadas de Alepó, “el 60% de ellos menores de edad que estaban a pleno sol en el mes de julio, sin agua corriente, ni médicos”. Él reconoce que desde ese preciso instante, “mi vida nunca fue igual”. En estos últimos años ha colaborado en varios campos de refugiados, qué el describe como de “concentración”, donde ha vivido algunas de las experiencias “más brutales de la miseria”. Y asegura que para ver lo que sienten ellos allí, “tienes que estar junto a ellos”.

Acercar la realidad de los  refugiados

De alguna forma, con “Refugiados sin refugio” tratan de acercar la realidad de los campos de refugiados de Grecia, con testimonios de lo vivido por Ferchu de Castro, “con historias que tienen nombre y apellidos”. En la actualidad, está inmerso en un nuevo programa para jóvenes sin techo en Atenas, “para ofrecerles una alternativa”.

Tras realizar esta iniciativa en varios templos, ellos reconocen que la conciencia se crea tras escuchar los textos y la música. Asimismo, dejan claro que el objetivo no es recaudatorio, sino de sensibilización, pero el dinero que consiguen se destina a los proyectos sociales de aquel país. “Estamos empeñados en tirar un puente desde aquí que derribe las fronteras que los gobiernos levantan”, y asegura que tienen “la música en el corazón”, con la esperanza de que las cosas van a cambiar, “y nos levantamos cada día para hacer que las cosas cambien”.

(Puedes leer el reportaje completo en la edición impresa de Comunidad, la revista oficial de la Diócesis de Salamanca). ¿Quieres suscribirte? lo puedes hacer en este enlace

 

 

 

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