02/06/2019
¿Qué mensaje lanzaría respecto a la temática elegida por el Papa para este año en la Jornada de Comunicaciones?
Creo que podíamos convertirlo en una oportunidad para humanizar nuestro mundo a través de los medios de comunicación y de las redes. El ámbito de las redes como posibilidad para humanizar el mundo, y tiene que ver con la compasión, la justicia y la Buena Noticia. Y es una oportunidad para que la Iglesia se acerque a los medios de comunicación de una manera determinada y para que los medios de comunicación se acerquen a la Iglesia del mismo modo, porque no terminamos de comprendernos y de querernos, vivimos la rivalidad entre unos y otros, y creo que se pueden tender puentes, porque la Iglesia necesita a los medios de comunicación y ojalá, al revés, que los medios necesiten a la Iglesia, pero son ámbitos distintos. Y el desconocimiento hace que vivamos como una especie de rivalidad. La Iglesia no termina de fiarse de los medios y los medios no terminan de fiarse de la Iglesia, y en el fondo es un tema de conocimiento, porque los medios funcionan de una manera que a la Iglesia le cuesta atender, como la inmediatez, ese lenguaje sencillo, y a veces el lenguaje y los textos profundos de la Iglesia no son capaces de expresarse, y no se pueden contar en 140 caracteres. Pero hay que hacer un esfuerzo en acercarse al lenguaje, pero la Iglesia ve a los medios con mucho recelo. Las redes sociales pueden ser territorio de humanización o deshumanización, y creo que la Iglesia tiene que estar en el ámbito de la humanización en el ámbito de las redes.
¿Qué le falta a la Iglesia para conectar con la sociedad?
Le falta adaptarse a un lenguaje, ser capaz de comunicar algo con los lenguajes de hoy, más breves, y hay un esfuerzo que tiene que hacer la Iglesia por adaptarse a la nueva forma de llegar al mensaje, más profundo pero breve, o con el juego de las imágenes, el ámbito de la sensibilidad más que de la racionalidad. Y no podemos caer en la trampa de lo que supone algunos ámbitos de la comunicación. El Papa hablaba en una entrevista de los grandes males de los medios de comunicación, como de la desinformación, doy la noticia, pero lo que me interesa, y la Iglesia puede hacer el esfuerzo de informar. Hablaba de la calumnia, decía el Papa, frente al comentario fácil la Iglesia está invitada a vivir en el ámbito de la verdad. Y también hablaba el Papa de la coprofilia, el gusto por las cosas sucias y lo feo, y frente a eso la Iglesia puede aportar un mensaje de la bondad y la belleza del Evangelio.
El Papa Francisco ha implantado un nuevo modelo de comunicación, ¿cuál es el secreto de su éxito mediático?
El Papa ha entendido bien lo que son los medios de comunicación, que buscan inmediatez y respuestas rápidas. Y tienen sus contrapartidas, porque a veces se le malinterpreta, porque el mensaje espontáneo tiene el riesgo de no estar elaborado, pero gana en frescura, y contagia, se siente comunicada, y juega con la imagen, porque hay algunas que valen mucho más que los textos. Pero estar por ver, una cosa es que el Papa comunique bien, pero ver si el mensaje realmente llega. El Papa dice cosas muy duras, y me planteo, ¿es un buen comunicador? por una parte sí, y por otra está por ver. Desde el punto de vista de la comunicación lo que importante no es que salga, sino que el mensaje llegue.
¿Cómo valora el trato de los periodistas hacia la Iglesia en España?
Hay mucho camino por recorrer, la Iglesia no entiende bien cómo funcionan los medios, los ven con recelo y no como oportunidad y plataforma para lanzar un mensaje, y a la Iglesia le cuesta aceptar críticas, y es uno de los papeles que tienen en los medios de comunicación. Y también los medios de comunicación tienen un desconocimiento grande de lo que es la Iglesia, de su funcionamiento, de sus ritmos, pero la Iglesia no es un partido político, ni funciona como una democracia, y eso a los medios de comunicación les cuesta. La Iglesia se mueve a unos ritmos que no son los de la inmediatez, les gusta reflexionar las cosas, y a los medios les cuesta entenderlo y quieren una respuesta fácil, pero creo que nos podemos enriquecer unos de otros, la Iglesia necesita a los medios y los medios se pueden servir mucho de la Iglesia, de un mensaje más profundo, de bondad y de belleza, y frente a la cultura de la superficialidad, a veces la Iglesia tiene una vivencia honda de la vida. Pero hay cierto recelo porque no terminamos de comprendernos ni de saber quién es uno y quién es el otro.
Parece que solo se habla de la Iglesia para noticias negativas, ¿dónde queda todo lo demás?
No solo la Iglesia es atacada por los medios, los partidos políticos también se sienten dolidos por lo mismo, porque la labor de los medios es ser vigilante, es buscar la verdad y denunciar situaciones. Cuando empecé a trabajar en medios de comunicación me dijeron, convéncete de que lo que es bueno para el mundo no es bueno para los medios de comunicación, y al contrario. Parece que lo único que interesa a los medios es lo malo, porque vende, engancha… Es un reto, el Papa decía que uno de los males de los medios de comunicación es el gusto por lo feo y por lo sucio, que es parte de la realidad, pero no es toda, y a los medios de comunicación nos falta un esfuerzo por aportar al mundo lo bonito, lo bello y lo bueno que hay alrededor.
Antes de entrar en la Compañía de Jesús fue periodista, ¿qué destaca de aquella etapa?
Estudié Periodismo en la Universidad de Navarra, y allí empecé a trabajar en medios de comunicación, y lo hice durante unos 14-15 años. Fundamentalmente, me dediqué a la radio y a la televisión en el Grupo Prisa, en una época muy boyante, cuando salieron las televisiones privadas nuevas, con posibilidad de trabajar y con gusto, pero ahora los empleos son mucho más precarios, pero de aquella etapa destaco que me ayudó lo que supone el compromiso con la realidad que lo viví allí, la búsqueda de la verdad, con los tropiezos y las equivocaciones, y la posibilidad de ver el mundo tal y como es, con lo bueno y con lo mano. Tuve dos aspectos muy distintos, fui corresponsal diplomático, que haces los viajes con los Reyes y el presidente del Gobierno, que eran viajes cómodos, y luego, con corresponsalía de guerra, que es acudir a los infiernos del mundo y ese contraste me hizo ver la realidad del mundo, y plantearme la pregunta, dónde quiero estar en esta parte de la realidad, y siempre digo que si hubiese descubierto que hay muchas vidas, no sería jesuita, probaría unas cosas u otras, pero descubrir que nos la jugamos todo en esta, es un planteamiento de qué quieres hacer con tu vida, y me llevó a la opción de entrar en la Compañía de Jesús.
* (Puedes leer la entrevista completa en la edición impresa de #Comunidad (709), la revista oficial de la Diócesis de Salamanca).
ACTUALIDAD DIOCESANA