ACTUALIDAD DIOCESANA

06/03/2019

Victoriano Pascual, un apóstol al estilo de San Juan de Ávila

D. Victoriano falleció el pasado 5 de marzo, al día siguiente se celebró su funeral en la Casa de la Iglesia

Los homenajes en vida, en vida. Estas líneas, por tanto, no quieren serlo. Pero como amigo ¿seré objetivo? Lo intentaré.
Victoriano sacerdote y sólo sacerdote, que es mucho decir y más hoy día, que la figura del sacerdote es en muchos casos injustamente vilipendiada.
Victoriano, consagrado por los sacramentos de la iniciación cristiana y especialmente por el Orden sacerdotal. La guía diocesana dice de él tan sólo: párroco de Santiago de la Puebla, Alaraz y Malpartida. Nacimiento, el 11 de marzo de 1936 en Villaseco de los Reyes (Salamanca). Orden sacerdotal el 19 de julio de 1959 en Salamanca.
Y añadiré: confesor de las MM. Benedictinas de Alba de Tormes desde el año 1978 hasta la fecha. Frías notas pero repletas de vida de un apóstol al estilo de San Juan de Ávila, nuestro patrono.
Sus cincuenta y nueve años de entrega a su único quehacer, pastor de almas en el mundo rural, era su campo del que nunca quiso salir, excepto los cinco primeros, donde se curtió en la parroquia de San Juan de Sahagún, la mayor de la ciudad en los años 60-70 del pasado siglo y bajo el “Mando en plaza” de D. Santos, ¡buen aprendizaje!.

D. Victoriano también fue párroco de Alaraz.

Pasó fugaz como párroco de Cespedosa de Tormes para llegar a su último y definitivo destino: Santiago de la Puebla, durante 53 años y posteriormente, se hizo cargo de Alaraz y Malpartida. ¡Cuánto pueden contar sus feligreses!
Su dedicación como pastor en una entrega total, su predicación esmerada, dedicación a los enfermos. Preocupación por la juventud en ejercicios, convivencias, los niños y su preparación a la vida sacramental. Merece especial mención su preparación catequética en cursos especializados… haciendo uso de los medios técnicos más avanzadas.
La jerarquía diocesana: Obispo y Rector del Seminario, conociendo la vida ministerial de este sencillo pero valiosísimo sacerdote, le encomendó la delicada labor de formar a varios de los seminaristas mayores en la última etapa antes del sacerdocio, hoy presbíteros cuajados al servicio de la Diócesis.
Providencia y paradojas de la vida: su funeral y entierro, presidido por el obispo D. Carlos, fue el Miércoles de Ceniza, día en que la liturgia nos recuerda que somos polvo y en polvo nos convertiremos y, precisamente, el día anterior, un grupo de sacerdotes como día de asueto, después de la formación permanente, visitaron las parroquias de Santiago y Macotera para contemplar la belleza en arte sacro de sus iglesias, guardadas como buenos vigías por los dos hermanos: D. Victoriano y D. Rafael, durante tanto tiempo, ellos hubieran sido sus mejores guías.
Y puesto que he citado a D. Rafael, su hermano mayor, no quiero, no puedo olvidar a la hermana menor de ambos, Rosa, consagrada a Dios en el Instituto Secular Siervas de Cristo Sacerdote, solamente este dato, desde el día del ingreso en el hospital de D. Victoriano, del 20 de febrero al 4 de marzo, día de su muerte, no hubo forma humana que la apartarse de su hermano. ¡Gracias, Rosa!
Sacerdote y amigo Victoriano, ¡espéranos!

Fdo.:  Dionisio Parra Sánchez, sacerdote diocesano.

 

Los hermanos Victoriano y Rafael Pascual Pérez junto al también sacerdote, D. Hilario Almeida.
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