ACTUALIDAD DIOCESANA

06/02/2019

Ayuno voluntario y milagroso

Sí, ayunar y con voluntad. Y no se trata de una dieta, aunque mirándolo desde otro punto de vista podría ser incluso una receta milagrosa.
Con el Ayuno Voluntario proponemos:
• Una reflexión sobre nuestro estilo de vida.
• Demostrarnos, cada uno a sí mismo, que somos capaces de dominarnos.
• Una opción para fijarnos en los necesitados.
• Una posibilidad de ponernos en la piel de quienes sufren hambre y desnutrición hasta la muerte.
• Una oportunidad para hacernos más conscientes de la situación de millones de pobres en el mundo.
• Ayudar a Manos Unidas para que, con lo que cada uno no hemos gastado para comer este día, puedan comer dos o tres personas más en un país del Sur.
En este “primer mundo”, de los países ricos (y despilfarradores) del Norte, en el que noticias recientes anuncian que hacia el 2030 ocho de cada diez habitantes serán personas obesas… estaría  bien practicar este ayuno voluntariamente.
Con ello lograríamos aminorar el individualismo creciente al ser capaces de salir de nosotros mismos pensando en otras necesidades.  Y luego, con determinada determinación, ser capaces también de querer remediarlas.
Es posible. Tú también puedes.
Y, si lo logramos una mayoría, ¿no sería éste realmente un ayuno milagroso?
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