21/12/2018
El Nacimiento Parroquial de este 2018 de la parroquia de Cristo Rey en Salamanca aúna los elementos tradicionales propios del “belén” con diversas estructuras modernas e incluso retrofuturistas. Es un Nacimiento algo más reducido que de costumbre, pero repleto de cosas. Tanto que uno no sabe muy bien a dónde mirar, y se puede distraer de lo realmente importante. Es un reflejo de lo que nos pasa, como sociedad y como humanos, al perdernos por las menudencias que nos ofrece la vida.
El “Portal” o pesebre es completamente abierto, situado en una posición central y elevada. Está sobre un círculo rodeado de fulgurantes rayos del Sol que nace. Pero también del que sufre, ya que sus ángulos puntiagudos recuerdan de algún modo a la corona de espinas. De esta corona surge el acueducto, que riega la tierra con la sangre de Nuestro Señor.
Este pesebre está “sostenido” por cuatro columnas, que representan a los Santos evangelistas, encargados de transmitir en textos la Palabra viva que se hace carne. Alrededor de toda la estructura se encuentran cinco baldaquinos, que representan los cinco misterios gozosos del Santo Rosario (Anunciación, Visitación, Nacimiento, Presentación y el Niño perdido y hallado en el Templo). Estos baldaquinos están vacíos para invitarnos a entrar en ellos en actitud orante. Una pequeña figura del niño Jesús está en el del Nacimiento, porque es el momento actual que celebramos los cristianos.
Como es habitual, la Virgen, refugio de pecadores, forma parte fundamental de este Nacimiento siendo la que cobija bajo su manto la parte principal del Misterio. En esta ocasión, vemos la imagen rodeada de estrellas, coronada con doce de ellas.
Finalmente, el sector derecho, el “oriente”, es la parte más moderna: repleta de edificios y coronada por una torre retrofuturista que representa el lugar donde los Magos de Oriente vieron la Estrella de Belén.